Derrotados que no aprenden las lecciones

Cuba y el venidero abril reservan lecciones que el tiempo multiplica. Lástima que algunos las olviden, como el vecino gobierno estadounidense que anuncia para ese mes medidas que arrecian el cerco contra el mismo pueblo que en igual etapa hace 64 años le propinó una aplastante derrota militar, la primera que recibiera el imperio en este hemisferio.

Redacción Digital

Recuerden Girón, se ha dicho hasta en su idioma, para que no olviden el descalabro de su invasión que tras desembarcar el 17 de 1961, el 19 fue derrotada. Pero son necios cuando se atreven anunciar para el cuarto mes del año, nuevas medidas de asfixia, como la imposición por el Registro Federal de EE. UU. de nuevas condiciones para la entrada de embarcaciones procedentes de Cuba, a partir del dos de abril.

Bajo la fachada de asegurar la seguridad marítima y de la ley, la nueva maniobra se propone dañar la cooperación oficial entre Cuba y EE. UU. en asuntos de seguridad nacional de ambos países y ampliar el carácter extraterritorial del bloqueo, al desaconsejar involucrarse con nuestro país a operadores de embarcaciones estadounidenses y extranjeros.

Una enmienda a una ley del Congreso aprobada por métodos engañosos y sin debate, intensifica tales restricciones que promueven la falsa idea de que Cuba constituye una “amenaza” para la seguridad de EE. UU.

Las prohibiciones tendrían efecto directo en el comercio marítimo y sectores como turismo y transporte de mercancías, agravan el asedio y dificultan aún más las operaciones de embarcaciones comerciales y de pasajeros que tienen como origen o destino el archipiélago cubano.

Las nuevas condiciones de entrada para barcos que hayan atracado en Cuba incluyen inspecciones más rigurosas y hasta retrasos en puertos de EE. UU.

Y quienes pensaron que suspendían fondos destinados a derrocar a otros gobiernos, sepan que el Departamento de Estado de EE. UU. restaura contratos para financiar medios “independientes”, la entrega de ayuda “humanitaria” y el apoyo a los mal llamados “presos políticos”, pues son contrarrevolucionarios.

Entre los favorecidos está Cubanet, con sede en Miami, luego de notificársele, que “ya no estaba cancelada” la financiación de sus operaciones, como el monto trienal de 1,8 millones de dólares de la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid), hoy del Departamento de Estado, dirigido por Marco (o Narco) Rubio, quien destila más odio contra nuestro país, que dinero por sus venas financieras.

No escarmientan en lo inútil de lo dedicado a derrocar al poder del pueblo aquí. Ni la Usaid ni la Ned han cerrado. Ciertos fondos suspendidos regresan a organizaciones esenciales para sus fines subversivos.

Entre las más recientes decisiones también está la suspensión de visados asociados a acuerdos de cooperación médica internacional de la nación caribeña, otra agresión injustificada. Para mayor injusticia acusan de “trabajo forzado” la de esos profesionales que han laborado en 60 naciones, salvado 12 millones de vidas y atendido a más de 230 millones de personas.

Esa agresión injustificada, la séptima en un mes, también afecta a la familia de dichas personas y se tomó por la actual administración sobre la “base de falsedades y de coacción, que pretende afectar los servicios de salud de millones en Cuba y el mundo, para beneficiar a grupos especiales de interés para los cuales Rubio sí garantiza el despilfarro de fondos del contribuyente estadounidense”, como denuncia el canciller Bruno Rodríguez Parrilla.

Dentro del paquete de 80 medidas de Donald Trump contra Cuba, la primera fue reincluirla en la infame y fraudulenta lista de Estados patrocinadores del terrorismo, temiendo que estar fuera de ella daría respiro a los cubanos y repercutiría en más viajes, turismo, combustible, medicinas y otros productos.

Como el sistema financiero internacional está dominado por
EE. UU., la guerra incluye intimidar a quienes inviertan en Cuba, afectar las exportaciones y bloquear transferencias cuando aparece la palabra Cuba.

Y como si fuera poco, Washington revocará a partir del 24 de abril el “parole” humanitario a 530 000 inmigrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, que ven cancelados permisos de trabajo y protección contra la deportación, además de la prohibición total de sus ciudadanos de viajar a EE. UU.

Estas decisiones endurecen su política anticubana, al restaurar duras sanciones modificadas en los últimos días de la anterior administración de Biden, pero la firmeza del pueblo recuerda a ese derrotado imperio y a sus acólitos que de nada valen sus agresiones y menos en un abril de victoria que no olvidamos.

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Isla de la Juventud Opinión
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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