Cierto que los momentos más difíciles ponen al descubierto debilidades de los seres humanos, que rallan con actitudes ruines y despreciables, vinculadas a veces con vicios, las cuales solemos criticar pero no siempre enfrentar.
Semejantes “diablillos”, para llamar de alguna forma a esos egoístas, insensibles y camaleónicos en que se convierten algunos durante las adversas circunstancias actuales, que de igual manera golpean al mundo y son caldo de cultivo de desviaciones que los cubanos enfrentamos hoy.

Ese tema tan dañino en nuestra sociedad fue profundizado en uno de los informes presentados en el recientemente celebrado noveno Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba junto a la propuesta de acciones para enfrentar y erradicar esas tendencias negativas, pero está llamado al debate permanente, no solo en la Asamblea Nacional del Poder Popular esta semana.
También los demás ámbitos, desde familias y colectivos hasta administraciones y organizaciones de masa en comunidades, deben preocuparse, ocuparse y transformar actitudes que nada tienen que ver con los valores cultivados en Cuba y revertir indisciplinas, que no pocas veces derivan en delitos con una interminable estela contaminante en lo legal, económico y moral.
”Hay quien busca siempre el modo/ de no implicarse en la obra,/ y tiene tiempo de sobra/ para olvidarse de todo”, –desenmascara en sus décimas La ley del menor esfuerzo Yoerky Sánchez Cuéllar y denuncia: “Hay quien, en franco acomodo,/ no es capaz de dar ni ayuda,/ quien en lo fácil se escuda/ para obtener lo que quiere,/ y por supuesto, prefiere/ vivir de aquel que sí suda”.
En sus recientes versos el poeta, diputado y miembro del Consejo de Estado nos alerta también contra tales oportunistas: “Detectemos sin ambages/ a quienes así presumen/ y resultan, en resumen,/ unos tristes personajes”.
“Quitémosles esos trajes/ que son una pura ofensa;/ dejémoslos sin defensa,/ en nada los toleremos/ y al final de ello veremos/ si tienen o no vergüenza”.
Ante amenazas de este tipo, alentadas por odiadores que siempre han pretendido desarraigarnos y desmovilizarnos, la vida se asume como incesante lucha y cuestión de honor contra errores a la par de farsantes y pesimistas.
Pero tan necesario como enfrentar a vagos e inescrupulosos que intentan lucrar con las carencias, urge cortar las condiciones que alimentan a esas desviaciones y frenar tendencias negativas, el descontrol que incrementa la corrupción y la deshonestidad de quienes evaden la obligación fiscal o suben precios a escalas abusivas que el barrio no puede permitir.
No importa que algunos se lamenten de esas y otras situaciones, terminarán recordando que no son tiempos de resignarse ni conformarse.
Por aquí pasa nuestra resistencia, pero como afirma el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, “…desde la rebeldía, desde la intransigencia, desde la fortaleza, la solidez, la energía, la vitalidad, todas ellas fuerzas motrices” que bien aprovechadas, permiten crear y superar obstáculos.
Se impone, dice, “enfrentar este nuevo escenario con ecuanimidad y sin miedo, pero alertas y preparados…
“Mientras más complejo y desafiante el escenario, mayor la inventiva, mayor la tenacidad y la imaginación, mayor el orgullo por lo que somos…, y mayor la confianza en la obra propia”, enfatiza el también Primer Secretario del Comité Central en la clausura del pleno, cuyos análisis y proyecciones proseguirán en estructuras de base del Partido y la UJC, organizaciones de masa y escuelas.
En estos difíciles momentos en que junto a las carencias materiales por el recrudecimiento del bloqueo de EE.UU., el imperio incrementa su asedio ideológico para resquebrajar convicciones y debilitar la confianza en la Revolución, se hace más necesario afianzar valores al calor del combate.
Pero esta labor no se limita al debate, está en todas las tareas, porque todas pueden enseñar, combatir lo mal hecho, contrarrestar la apatía, educar siempre y trasmitir los ejemplos que promuevan el civismo, la solidaridad, el respeto, nuestra identidad, el amor y otras virtudes a través de acciones como los aportes solidarios a damnificados de huracanes, la mayor participación popular en actividades productivas y de transformación comunitaria, así como el perfeccionamiento del control para prevenir indisciplinas e ilegalidades.
Fidel enfatizaba en los valores más nobles que deben sembrarse para edificar la sociedad que dignifique al ser humano como la dignidad, el patriotismo, el humanismo, la honradez y honestidad, que nos distinguen del capitalismo salvaje y vicioso en tiempos de avalancha neofascista.
Inmenso desafío y mayor responder a los imperativos de la economía de guerra a la que nos someten como el mayor reto ideológico y económico.
(*) Colaborador