De las urnas a las calles con Nicolás

Con la más amplia movilización popular de los últimos días, Venezuela hace frente y derrota nuevamente la violencia y los planes neofascistas financiados por el gobierno de Estados Unidos, confabulados en esta ocasión para desconocer la victoria electoral de Nicolás Maduro este 28 de julio tras haber sido reelecto por su pueblo como Presidente.

Foto: Elmontonero.pe

Ante el innegable triunfo con el 51, 2 por ciento de los votos, que desde Cuba también festejamos tras esa jornada, la oposición más extremista, ya derrotada en las urnas, se ha quitado el maquillaje diplomático y no pudo mantener oculto su plan, con intenciones violentas para reeditar el fallido golpe de estado antes orquestado con Guaidó.

A las denuncias a los ataque o jaqueo desde el exterior al sistema de registro de votos en los comicios del domingo, se unen las acusaciones a actos de terroristas, apoyado con dinero de EEUU a razón de $150 y droga a cada delincuente para alentarlos a las crueles acciones.

Entre las barbaridades han quemado centros de salud, liceos e instalaciones del Consejo Nacional Electoral, herido a más de 40 efectivos entre militares y policías, derribado monumentos de símbolos nacionales, realizado sabotaje a organismos públicos y obstruido la vía pública.

Tales son las atrocidades de esa ola de terror financiada por la ultraderecha nacional e internacional, bajo la anuencia de la Casa Blanca, que utiliza, además, recursos y ardides mediáticos, con la falsa acusación de fraude electoral, para desconocer la voluntad mayoritaria del pueblo que votó de manera soberana por la continuación de la Revolución Bolivariana.

Mas, la respuesta ha sido firme y hasta el martes último habían sido detenidos, procesados y sancionados unos 750 delincuentes, según informara el Fiscal de la República.

Ante los golpistas y guarimberos de turno el pueblo ha salido a las calles con la bandera tricolor para defender, en marcha unida, la paz y la estabilidad en Caracas y otras ciudades del país.

Como comunicara el propio presidente reelecto (Maduro), despliegan un plan de patrullaje y protección en calles y crean un sistema de protección a los líderes en comunidades y para denunciar los crímenes.

Es otro golpe contra Venezuela esa campaña de acoso y manipulación, que niega un proceso electoral seguro y transparente, con observación internacional, incluido el Centro Carter y expertos de Naciones Unidas.

Esos observadores han reconocido “la solidez del Consejo Nacional Electoral y la entrega de los resultados que aclararon el intento de romper el proceso mediante un ciberataque destinado a generar incertidumbre”, felicitado “al Presidente Nicolás Maduro… por esta rotunda victoria para la paz…” y pidieron “a la comunidad internacional que apoye el proceso democrático venezolano y condene los intentos de desestabilizar y violencia generados por la ultraderecha venezolana, internacional e imperial”.

Sin pudor el Departamento de Estado encabeza las acciones y pretende ampliar el círculo de países que se presten a la calumniosa propaganda, pero ya con un derrotado Grupo de Lima cuya lista se redujo de 14 a 7 lacayos que poco pueden hacer ante la verdad de una nación con más de 30 procesos democráticos, en su mayoría en favor del pueblo, es líder en la integración latinoamericana antimperialista, defensora de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y se alista a la avanzada del mundo multipolar.

Las manifestaciones de extremistas después de las elecciones son acciones escenificadas, sin argumentos y no influyen en el proceso electoral por más que mientan en redes sociales y medios del odio.

Venezuela ha sido víctima del terrorismo de Estado, desde planes de magnicidio, bloqueo salvaje para rendir por hambre y provocar éxodos masivos; sabotajes a la economía; despojo de empresas, territorios petroleros y fondos en bancos extranjeros, hasta la intención de EEUU de sacar del poder al Gobierno Bolivariano y Chavista.

EEUU y miembros de la OEA trataron de imponer en su Consejo Permanente esta misma semana una resolución que instaba a la autoridad electoral venezolana a recontar los votos del 28 de julio, con demandas injerencistas, pero la actitud digna de varias naciones lo impidió.

Acepten que no pueden con agresiones ni amenazas.

Es la impotencia del imperio molesto ante la solidaridad mundial e hidalguía de una Venezuela que celebra con nuevas victorias en las calles los 70 años del Comandante Hugo Chávez, aún en pie de lucha por la soberanía.

(*) Colaborador

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Isla de la Juventud Opinión
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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