
Ucrania y el clima se perfilan como los temas centrales de la cumbre de las grandes economías del G20 que abre este sábado 22 de noviembre en Sudáfrica, pero sin Donald Trump.
El presidente estadounidense boicotea la cumbre, organizada por primera vez en África, aunque su plan para poner fin al conflicto en Ucrania ya domina los debates en Johannesburgo.
Alivio de la deuda, minerales críticos para la transición energética —abundantes en el continente— o inteligencia artificial también están en la agenda hasta el domingo.
A la reunión en Johannesburgo asisten numerosos líderes mundiales, entre ellos el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro indio Narendra Modi, el primer ministro chino Li Qiang, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
El G20 reúne a 19 países más la Unión Europea y la Unión Africana, y representa el 85 % del PIB mundial y alrededor de dos tercios de la población.
Esto simboliza “el valor” del multilateralismo para resolver los desafíos globales, destacó el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa en su discurso de apertura.
“Los desafíos que enfrentamos solo pueden resolverse mediante cooperación y asociación”
“Los desafíos que enfrentamos no pueden resolverse más que mediante cooperación, colaboración y alianzas”, afirmó Ramaphosa.
Por su parte, Macron declaró que el G20 tiene “muchas dificultades para resolver” las crisis internacionales actuales y que está “en riesgo” de declive por falta de movilización colectiva en torno a “unas pocas prioridades”.
“El G20 quizá está llegando al final de un ciclo (…). Estamos viviendo un momento de nuestra geopolítica en el que tenemos muchas dificultades para resolver, alrededor de esta mesa y juntos —incluidos los miembros que hoy no están presentes—, las grandes crisis internacionales”, declaró en la apertura del encuentro.
Las discusiones sobre clima, previstas para la tarde, también serán monitoreadas de cerca, justo cuando las negociaciones de la COP30 en Brasil parecen estancadas.
A pesar de las dificultades, Sudáfrica mostraba optimismo respecto a lograr apoyo para sus objetivos dentro del G20: reducir las desigualdades económicas, aliviar la deuda de los países de bajos ingresos, obtener ayuda para transiciones hacia energías limpias y establecer un acuerdo sobre minerales críticos.
La cumbre de Johannesburgo se anuncia simbólica: primera vez en África y fin de un ciclo de presidencias en el G20 por parte de países del “Sur global”, tras Indonesia (2022), India (2023) y Brasil (2024).
Sin embargo, Sudáfrica ha sido blanco del gobierno de Trump desde su regreso a la Casa Blanca.
Estados Unidos se ha opuesto a la publicación de un comunicado final del G20, alegando su ausencia en una cumbre cuyas “prioridades van en contra” de la línea política de Washington.
Empero, los jefes de Estado y de Gobierno del G20, aprobaron este sábado una declaración de líderes durante su cumbre anual en Johannesburgo, a pesar de la ausencia de Estados Unidos en los debates y la posterior disidencia de Argentina, que rechazó respaldar el texto final.
La presidencia sudafricana del G20 asumida en diciembre de 2024, anunció en la red social X que la declaración fue adoptada por “una abrumadora mayoría” de los Estados miembros. “La adopción de la declaración de la cumbre envía una señal importante al mundo de que el multilateralismo puede dar resultados y de hecho los da”, destacó la presidencia en su comunicado.
En su comunicado, destacó que este consenso refleja la capacidad del multilateralismo para generar resultados concretos y además subrayaron la relevancia de la cooperación internacional en el actual contexto global.
Sin embargo, previamente, Vincent Magwenya, portavoz del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, aseguró que el documento fue aprobado por la “unanimidad de todos los países presentes”, lo cual “demuestra el compromiso que los miembros del G20 tienen con el multilateralismo como principio para la colaboración y la cooperación”.
Magwenya explicó que, si bien la declaración suele aprobarse al cierre de la cumbre, durante el viernes surgió en conversaciones bilaterales la propuesta de adoptar primero el texto como punto inicial de la jornada del sábado y luego continuar con el resto de la sesión. Este cambio de agenda se logró gracias al trabajo preparatorio de equipos ministeriales y representantes nacionales, que cerraron un acuerdo de último minuto.
Mientras, contradiciendo la versión de consenso absoluto, el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Pablo Quirno, expresó que su país no puede respaldar la declaración debido a discrepancias con el texto acordado. Señaló también, que el país sudamericano ya había marcado sus “líneas rojas” con el objetivo de apoyar las metas más amplias del foro internacional y que estas se mantienen vigentes.
Quirno enfatizó que para su país resulta esencial preservar la integridad del principio de consenso dentro del G20. En ese sentido, subrayó la importancia de reconocer cuando este no se ha alcanzado, en lugar de avanzar con un documento que no refleje de manera fiel la voluntad colectiva de los miembros.
La reciente declaración subraya que la Carta de las Naciones Unidas continúa siendo la guía esencial para enfrentar disputas internacionales. El texto enfatiza la importancia de evitar el uso de la fuerza y promover soluciones pacíficas.
Además, señala como prioritarios cuatro conflictos de gran gravedad: aquellos que tienen lugar en la República Democrática del Congo, Sudán, Ucrania y Palestina. Con ello, se busca reafirmar el compromiso global con la paz y la estabilidad.
Los sudafricanos se han presentado durante toda su presidencia como firmes defensores del multilateralismo, del cual el G20 es uno de sus instrumentos principales.
Cyril Ramaphosa, molesto por la ausencia de Estados Unidos y por las acusaciones infundadas del gobierno de Trump sobre un supuesto “genocidio blanco” en Sudáfrica, ha insistido junto con otros líderes en que el G20 es una plataforma esencial para la cooperación multilateral.
“El multilateralismo es nuestra mejor, quizás nuestra única defensa contra los trastornos, la violencia y el caos. Y Sudáfrica ha puesto el multilateralismo en práctica”, declaró desde Johannesburgo el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa.
Mientras tanto, Donald Trump continúa acelerando su agenda proteccionista y ha sacado recientemente a Estados Unidos de varias instituciones internacionales. Ha iniciado un segundo retiro estadounidense del Acuerdo de París sobre el clima y no ha enviado ninguna delegación oficial a la COP30 en Brasil.
EEUU, sin embargo, deberá asumir la presidencia rotatoria del G20 después de Sudáfrica. La administración Trump anunció su intención de reducir el alcance del foro a las cuestiones de cooperación económica y ha señalado que enviará a su encargado de negocios únicamente al final de la reunión de Johannesburgo para la ceremonia de traspaso.
(Con información de agencias)
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