
La hostilidad de los Estados Unidos (EE.UU.) contra Cuba y su política agresiva matizada por múltiples mecanismos y métodos, constituyó uno de los temas analizados en el XlV Pleno del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba en la Isla de la Juventud, presidido por su primer secretario, Osbel Lorenzo Rodríguez.
Lo anterior formó parte del intercambio donde se aprobaron las acciones para enfrentar la subversión política ideológica, sus causas y condiciones, tanto en el espacio físico como virtual, ante las máscaras y despiadados atuendos que enluta a nuestro pueblo, quien con pasos firmes cierra filas para defender su libertad e independencia.
Varios participantes coincidieron en que cualquiera de los métodos empleados evidencia las verdaderas intenciones del imperio yanqui, entre las que aparecen propiciar desencanto y desaliento, “basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. (…), a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”, vaticinó en 1960 Lester Dewit Mallory, vicesecretario de Estado asistente para los Asuntos Interamericanos, en un memorándum desclasificado en 1991.
Con atención los presentes escucharon los argumentos que respaldan este empeño, que cuenta, además, con el apoyo de parte de la emigración cubana con profundas raíces anexionistas y un presupuesto anual ascendente a más de 85 millones de dólares, distribuidos en distintos programas, en los que se destaca la asignación para becas académicas.
El llamado partidista fue a no ser ingenuos y seguir fomentando valores, pues de ello depende, en gran medida, la sostenibilidad de la Revolución triunfante.
Otro tópico en la agenda fue la labor de los nuevos actores de la economía, en específico el de las 78 micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y la Cooperativa No Agropecuaria existente en la Isla, los cuales han generado 1186 empleos, de donde hay 237 vinculados a una Empresa Estatal Socialista y solo 380 afiliados al sindicato, organizados en 12 secciones sindicales.
Se reconoció la importancia de esta fuerza aprobada y refrendada en la Constitución de la República de Cuba, en un contexto en el que el entramado empresarial cubano mostraba afectaciones debido a la crisis global y por limitaciones internas, como desabastecimientos técnicos y materiales, cuyos desaciertos recayeron en baja productividad y débil competitividad.
No faltó la mirada profunda al verdadero rol por el cual fueron creadas las Mipymes, encaminado al aporte territorial, con bienes y prestación de servicios que satisfagan necesidades de la sociedad, al ser consideradas unidades económicas con personalidad jurídica, con dimensiones y características propias.
Se reprochó el hecho de que las existentes revenden productos terminados y no elaborados, problema incidente en el encarecimiento de los precios y que impide el acceso de la mayoría del pueblo.
Varias aristas salieron a la luz: no cuentan con sistemas contables y de costos, observándose que la contabilidad de costos se realiza de manera general como un simple registro de gastos; informalidad de su fuerza laboral, donde la fluctuación alcanza índices elevados, a tal grado, que muchos de los trabajadores no llegan ni a concretar un contrato formal.
Mucha tela por donde cortar tuvo el tema. Entre las cuestiones significativas aparece el aporte por concepto de impuesto sobre las ventas y servicios: 2 410783,86; mientras sobre utilidades registran: 2 818 410,78, cifra donde no aparece el de cuatro Mipymes al no entregar sus estados financieros.
Volvió a ser este encuentro partidista, sin dudas, una mirada profunda a las problemáticas que afectan hoy al territorio y al qué más se puede hacer desde la organización para combatir los flajelos que atentan contra las continuidad de la Revolución y la sostenibilidad de las conquistas alcanzadas.