¿En realidad la actual situación epidemiológica es preocupación de todos?, me pregunto una y otra vez ante tanta irresponsabilidad; al parecer los malestares que ocasiona el dengue, por ejemplo, son leves y no traen consigo consecuencias mucho más severas, como la muerte.

Digo lo anterior porque para los pineros no es secreto que nos encontramos en el punto crítico de la evolución de las arbovirosis y para enfrentarlas la dirección municipal de Salud Pública ha tenido que readecuar los servicios para brindarle atención médica a quienes por estos días acuden a sus instituciones médicas; de hecho no son unos pocos.
Durante una entrevista a la doctora Bárbara Daudinot Gómez, directora general del sistema aquí, nos confirmaba hace una semana la elevada reactividad: 61.6, la más alta del país, confirmándose al dengue como la mayor arbovirosis; además de la confirmación de algunos casos en el territorio del virus del Oropouche, según arrojaron pruebas enviadas hacia el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).
Lo anterior quiere decir que por la Isla también circula este virus, el cual también se transmite principalmente por mosquitos conocidos como maruim o flebótomos y si hasta ahora no había ningún informe en la literatura científica mundial sobre la aparición de muertes por esta enfermedad, ya en Brasil se reportaron los primeros casos.
Sin embargo, todavía no existe percepción del riesgo, mucha indisciplina social pulula por las barriadas, donde a pesar de las acciones realizadas en medio de una situación económica difícil, marcada por las carencias de recursos, crece la mala hierba, las aguas albañales y los microvertederos.
Estos últimos muchas veces los crean, a la vista de todos, alrededor de los contenedores de basuras, donde llegan los vecinos con los gajos de los arbustos que cortó, las jabas y sacos con desechos; el trabajador no estatal con las cajas de pollos vacías y hasta el “buceador” no solo a recoger lo que le interesa sino también a acrecentar el desorden y la suciedad.
Como iniciativa partidista y gubernamental los colectivos laborales han desarrollado acciones de saneamiento en varios Consejos Populares y aunque vale la contribución, a esta periodista le inquieta la inactividad de las organizaciones de masa, dígase los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas.
A ambas no había que provocarlas mucho para cualquier domingo agrupar a los vecinos y vecinas en aras de sanear las áreas verdes de edificios multifamiliares o las cuadras correspondientes hasta dejarlas relucientes y embellecidas. Esa inacción no cabe cuando de salud individual y colectiva se trata.
Las condiciones meteorológicas en esta época del año favorecen las arbovirosis, pero a estas no le sumemos la irresponsabilidad. Aunque suene a discurso manido urge insistir en la importancia del autocuidado y del saneamiento ambiental en los barrios, centros laborales y las viviendas, sobre todo en estas últimas porque es donde se constata la mayor positividad a los reservorios de larvas.
De no ser así, de no tener un actuar consecuente y responsable, los mosquitos, a los que ya no quiero ni que se me acerquen, seguirán volando y picando a sus anchas, provocando enfermedades, hospitalizando a niños, mujeres, ancianos y agravando el panorama; de ahí lo trascendental de cortar el contagio, sobre todo el provocado por la indolencia.
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