
Así como el piso de su casa, brillan las calles que limpia cada mañana. Jorge Félix Pérez Bell es un hombre humilde y educado, aunque ser limpio es algo que lo distingue. Este puede ser el motivo por el cual hace más de veinte años se desempeña como trabajador de Servicios Comunales.
“Antes de barrer las calles, esta función la realizaba mi padre, quien dirigió Comunales en La Demajagua durante los años ’80. Mientras él se dedicaba a esto yo chapeaba las áreas verdes de los alrededores. Cuando falleció decidí ocupar su plaza y seguir sus pasos; desde entonces ofrezco este servicio en el poblado de Atanagildo Cajigal”, aclara “El Mellizo”, como también lo conocen en su comunidad.
Este hombre sencillo y lleno de energía también integró una de las brigadas de mantenimiento del Consejo Popular La Demajagua-Atanagildo. “Construíamos y reparábamos en círculos infantiles, Naranjo en flor y Alegres mineritos, así como en escuelas”.

Para quien exhibe con orgullo sus 57 años, no es un sacrificio despertarse todos los días a las cinco de la mañana. Se levanta, desayuna y se prepara para salir temprano. Entre sus prendas de vestir no faltan la gorra y las botas, además de la escoba, recogedor y carretilla que siempre lo acompañan.
Es puntual con el horario, aunque a veces prefiere adecuarlo un poco de acuerdo con la intensidad del sol y las personas en la calle. “Por regla empiezo de seis de la mañana a dos de la tarde, pero a veces me quedo hasta las diez de la mañana y doy otra vueltecita de 6 a 7 p.m.”.
Nació el día de la cultura cubana, tal vez por eso se esmera en embellecer su suelo. “Yo debo trabajar de lunes a sábado, pero a veces estoy sin hacer nada, recojo mis cosas y salgo un domingo a limpiar, así garantizo menos trabajo para el otro día”.
Jorge se siente satisfecho de su tarea y no permite interrupción durante su rutina diaria. “Cuando no hay recursos, me las ingenio para comprar escobas y otros instrumentos, pues lo más importante es mantener la higiene, sobre todo en estos tiempos de covid.
Quien visita Atanagildo es testigo de su labor, aunque siempre existen dificultades. “Este es un barrio bastante limpio y tranquilo, sin embargo muchos no cuidan lo que hago y pasan con sus carretones de caballo sin los culeros del animal, para evitar que ensucien las calles. A veces esto sucede cuando estoy acabando y es como empezar de cero”, confiesa un poco enojado.
Félix vive solo, disfruta del descanso, la televisión y de atender su finca, no obstante su mayor entretenimiento es mantener limpio tanto el piso como las calles de su otra casa. “Me gusta lo que hago y me siento satisfecho de ello, por eso pienso seguir haciéndolo hasta el último día, así como el hombre que me enseñó a amar el trabajo”. Y de esta forma, con la emoción en su mirada, queda claro que en la continuidad de este servicio, les rinde homenaje a los trabajadores de Servicios Comunales, cuyo día celebran este 15 de febrero, y a su padre, quien dejó un legado inolvidable para el poblado de Atanagildo.
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