
El anuncio hablaba de la profundidad de los temas abordados; el espacio Mesa Redonda trasmitiría la entrevista al presidente Miguel Díaz-Canel acerca de la complejidad y los desafíos para la sociedad en esta nación antillana.
Como todo padre cuando quiere que sus hijos entiendan un tema, lo vimos dialogar con la periodista Arleen Rodríguez Derivet, justo a las seis y media de la tarde de este 16 de octubre, para llegar de forma directa a todos los cubanos, ya fuese por televisión nacional e internacional, emisoras radiales o plataformas digitales.
Su rostro hablaba de la humildad de este hombre, ocupado y preocupado por la complejidad de los tiempos, lo cual lo obliga a ingeniarse su propia agenda distintiva, marcada por un sistema de trabajo iniciado en el Partido y adaptado a sus diferentes responsabilidades, donde prioriza visitas a provincias, los contactos con la población, y después, “un grupo de reuniones”, advirtió.
Al tiempo que defiende, también, su vida personal como esposo, padre, abuelo y horcón de familia; intercambios con amigos entrañables, lo cual “completa la vida de un revolucionario”, aclaraba con esa locuacidad propia.
Meditaba cada pregunta, aunque le sacara los colores del cuerpo como los comentarios acerca de si se veía agotado, con ojeras y sudando en medio de un barrio; o los falsos fundamentos de tener mala suerte al tocarle lidiar con un tornado, un avión caído, ciclones, la explosión en el hotel Saratoga, el incendio de la base de supertanqueros en Matanzas, entre otros desafíos superados.
Como ráfaga venían las respuestas; conoce bien del sufrimiento de su pueblo, cercado por la guerra económica más prolongada y multidimensional conocida, además del acoso de campañas mediáticas con fondos millonarios.
Valiente asumió nuestros propios errores, “sin doblar las rodillas y sin renunciar al sueño de la prosperidad posible”, prosiguió mientras hablaba de algo inalcanzable sin la fortaleza del pueblo laborioso, noble, apasionado e imaginativo que entiende la situación actual del país aunque hoy se ve acechado, en alguna medida, por la queja, el descontento y un inaceptable mensaje de no se puede.
Como escudo estaba la verdad, descarnar el contexto cubano, influenciado por los efectos de las 243 medidas de la administración Trump que han recrudecido el bloqueo y mantenidas por el actual gobierno norteamericano.
Lo anterior se suma a la acumulación de problemáticas sociales, las cuales han incidido en situaciones de desabastecimiento, inflación y afectaciones en la calidad de vida de la población, y en el crecimiento de manifestaciones no deseables, de conductas delictivas, ilegalidades, corrupción e indisciplina social y, por supuesto, descontento, molestias, incomprensiones e incertidumbre.
Verlo inquieto en su silla, con su pelo nublado de canas delata su desvelo ante un momento de máxima presión económica, ya sea por las medidas coercitivas en vigor que obstaculizan la entrada de combustible al país, dificultades asociadas al pago de bienes y servicios dada la persecución financiera y la extraterritorialidad del bloqueo, así como la aplicación del Título Ill de la Ley Helms-Burton.
No hubo tema tabú: la estimulación a la migración ilegal, la aplicación de los conceptos de Guerra No Convencional, promoviendo situaciones de supuesta ingobernabilidad, desconfianza en el sistema, la generación de una matriz de Estado fallido, el asesinato de la reputación de los dirigentes, la exhortación a acciones vandálicas como barricadas, manifestaciones públicas violentas y el llamado al enfrentamiento del pueblo al Gobierno, en busca del estallido social.
Con esa seguridad que lo caracteriza subrayó que están estudiando los antecedentes del Ordenamiento, sus aciertos y desaciertos; igual hacen con la bancarización, resultados que compartirán “con la población, porque tenemos la intención de rectificar, en el menor tiempo posible, esas desviaciones que puedan existir en las medidas que aplicamos”, dijo.
No zigzagueo tópicos; desde incrementar los salarios y la pensión, sin antes alertar demanda de mayor oferta o de lo contrario se repite el proceso inflacionario al perderse el poder adquisitivo.
Aclaró misiones de las mipymes tanto privadas como estatales, muchas de ellas con incidencias positivas en encadenar producción de bienes y servicios, al tener esta fuerza la posibilidad de importar sin ser bloqueada.
“¿Que han existido desviaciones? Sí. ¿Que algunos venden muy caro y han abusado de los precios y han usado precios especulativos? También. Pero hay entidades del Estado que también los han tenido. O sea que esas desviaciones están en todos los actores de la economía”, respondió.
Casi al término del encuentro reflexionó acerca de cómo en medio de tantos obstáculos, incluso venidos del Norte, Cuba se levanta y mantiene programas sociales en función de la sociedad.
Sus ojos brillaban al hablar de aprovechar las reservas, productividad, ahorrar y sustituir importaciones, solo así creceremos.