La céntrica calle 41 en la ciudad de Nueva Gerona vuelve a ser un mar de pueblo, un mar multicolor, en el que priman los colores de la bandera porque la Isla, como cada rincón de Cuba, anda de fiesta proletaria.
Luego de dos años sin marchar por esta avenida debido a la pandemia, las consignas, las congas y cuantas iniciativas llevan los colectivos laborales y estudiantiles, de nuevo distinguen el Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
La fecha es oportunidad para exigir una vez más el levantamiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba por más de 60 años y arreciado durante la administración de Donald Trump con más de 240 nuevas medidas con el propósito de asfixiar la economía nacional, las cuales se mantienen aún con el actual mandatario, Joe Biden.
Esta celebración obrera deviene en reconocimiento para todos aquellos que han contribuido a enfrentar la Covid-19, en especial a los científicos, y, a su vez, constituye escenario propicio para enaltecer la solidaridad, instar a la eficiencia productiva y calidad de los servicios; así como reafirmar la disposición de continuar haciendo por esta Cuba que a pesar de las zancadillas vive y trabaja.