Ciencia abierta

De acuerdo con una «definición común» ofrecida por la Unesco, la ciencia abierta es: «Un constructo inclusivo que combina diversos movimientos y prácticas con el fin de que los conocimientos científicos multilingües estén abiertamente disponibles y sean accesibles para todos, así como reutilizables por todos, se incrementen las colaboraciones científicas y el intercambio de información en beneficio de la ciencia y la sociedad y se abran los procesos de creación, evaluación y comunicación de los conocimientos científicos a los agentes sociales más allá de la comunidad científica tradicional».

Muchos autores ubican la irrupción de internet como el momento fundacional de estas prácticas. Por ejemplo, Dominique Babini y Laura Rovelli mencionan que «el acceso abierto es un movimiento de largo aliento, impulsado desde mediados de la década de 1990; mientras que la ciencia abierta como idea-fuerza cobra preponderancia desde principios del nuevo siglo».

Otros, como Venni V. Krishna (2020), discuten cómo los principios y valores que sustentan la ciencia abierta se encuentran claramente reflejados en lo que el sociólogo estadounidense Robert Merton llamó, en 1972, el ethos o «estructura normativa» de la ciencia–universalismo, sentido de comunidad, desinterés y escepticismo organizado. Si aceptamos esta tesis, la ciencia abierta puede verse como una «vuelta a la raíz».

De cualquier manera, tal y como advierten Benedikt Fecher y Sascha Friesike, la adopción y el impacto a futuro que pueda tener la ciencia abierta no están asegurados, y dependen aún de las políticas públicas que se diseñen al efecto, del desarrollo de una infraestructura capaz de soportar esos esfuerzos y de la participación consciente y activa de la comunidad científica.

Además, como menciona el propio Krishna, la ciencia abierta se ve amenazada por «el rápido crecimiento de una ciencia privatizada… el despliegue antiético y poco regulado de las tecnociencias de la 4ta. Revolución Industrial, y la nueva “cortina de hierro” que se erige ante el flujo libre de datos e información».

A pesar de esta multiplicidad de enfoques, definiciones y metodologías, lo común de la ciencia abierta es que implica un cambio cultural y una confrontación directa a las dinámicas neoliberales de cómo pensar la actividad científica.

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