La Isla canta y sonríe por estos días, su amantísimo hijo está de vuelta y ella, como madre orgullosa, no puede hacer más que transformarse en vida y creación. Sí, volvió su retoño, y le trae como obsequio hacerla una extensión del mayor evento de las artes visuales en Cuba. En este terruño la plástica pinera está de fiesta con la Bienal en la comunidad.

Ese privilegio lo hizo posible él, el reconocido artífice Agustín Antonio Villafaña Rodríguez, fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) aquí y quien fuera su primer presidente. Desde el siete y hasta el 14 de marzo la plástica señorea el panorama cultural local con una propuesta dedicada a la mujer pinera y a los 97 años de la ratificación del Tratado Hay-Quesada; es realidad gracias a la Uneac, Cultura, el Consejo Municipal de las Artes Plásticas y la máxima dirección del territorio.
Los espacios La Tendedera y El artista y su obra, el Ámame como soy y La Alambrada han sido plaza para la creación, el intercambio y el reconocimiento dentro de los días de Bienal aquí, también la descarga Arte en la Bienal Pinera con el grupo Revelación como parte de un programa que tiene como colofón la inauguración de otro regalo de Villafaña Rodríguez: Pineras de la noche, en la Galería Punta del Este de la Uneac a las 9:00 p.m. del domingo.

La presencia del buen amigo y promotor cultural, quien festeja en esta, su tierra, sus 50 años como profesor e instructor y los 70 de vida, vino a dar un soplo de vida a las artes plásticas, a desempolvar antiguos proyectos y devolver al corazón sueños que con voluntad pueden ser cumplidos. ¡Gracias Villa!
