En los más recónditos parajes donde la exuberante naturaleza habitada por los icónicos pinares de este terruño acompaña cada desvelo de un grupo de combatientes del Ministerio del Interior; se erige a 41 metros de altura sobre el nivel del mar, el Puesto Radiotécnico y Observación Visual de las Tropas Guardafronteras loma El Soldado.

Foto: Yoandris Delgado Matos
Un sitio en el cual los eternos vigías de nuestras fronteras permanecen alertas para salvaguardar la integridad de nuestra nación, asegurando la inviolabilidad de sus costas con el control del tráfico marino, la detección de violaciones marítimas, tráfico ilegal, además de ofrecer ayuda a la navegación.
Impresiona la tranquilidad del lugar, con un silencio atronador que posibilita dedicar la máxima atención a cuanto flote y se mueva por esa vasta zona.
DETECTAR, IDENTIFICAR E INFORMAR

Foto: Yoandris Delgado Matos
Nada escapa a la mirada de Michel Mojena Monduy y Jhonan Cereijo Sánchez, dos de los soldados que velan por la seguridad de las costas de la Isla de la Juventud; pues como afirmó el capitán Idolexis Reyes Espinoza, jefe de Servicio Radiotécnico, “mantenemos la observación de manera ininterrumpida sobre nuestro frente y ante cualquier situación informamos al mando”.
Destacó Reyes Espinoza que cada jornada inicia con el depié a las siete de la mañana. Desayunan y de inmediato comienzan las labores diarias del puesto, la limpieza de la instalación, recogida de las áreas y otras actividades contempladas en el día a día.
“Para la custodia de la frontera –explicó el capitán Idolexis– contamos con jóvenes soldados que se encuentran cumpliendo con el Servicio Militar Activo y a quienes reconocemos por no amilanarse en la importante misión que desempeñan.
“Esta es una zona en la cual azotan los mosquitos 24 horas, todavía no poseemos fluido eléctrico y los muchachos permanecen firmes como verdaderos centinelas al servicio de la Patria”.
Con 26 años y seis meses acumulados de permanencia en las Tropas Guardafronteras, el jefe de Servicio Radiotécnico aseguró que también contribuyen con la protección de la flora y la fauna, aunque no de manera directa. “Informamos al Cuerpo de Guardabosques ante cualquier actividad ilícita o incendio que detectemos en los alrededores”.

Foto: Yoandris Delgado Matos
En la actualidad las condiciones del inmueble donde conviven los combatientes son muy buenas, sin embargo antaño no eran las más idóneas. A la inexistencia de energía eléctrica se sumaban inconvenientes con el agua y el frío que los golpeaba con rudeza, así lo recuerda el capitán Jorge Luis Toledo Páez, jefe del complejo radiotécnico.
“Anteriormente aquí existió un puesto de Guardafronteras –señaló Toledo Páez–, pero después del período especial se determinó desintegrarlo. No obstante, a raíz del incremento de las salidas ilegales del país se compró técnica y empezamos a trabajar en este punto.
“Al percibir los buenos resultados y la efectividad en esta posición, desde donde fueron interceptadas varias lanchas, se decidió construir una unidad fija. El local lo levantamos con los propios soldados que iban pasando por aquí, además de los oficiales y la jefatura de la Capitanía.
“Se hizo un gran esfuerzo teniendo en cuenta que los materiales para la construcción se colocaron al pie de la loma y hubo que subirlos a pala. Trabajamos a toda hora, de forma constante y hasta de madrugada para terminar la unidad en tiempo récord”.
Gracias al esfuerzo conjunto y a la voluntad de muchos, hoy el puesto de la loma El Soldado se erige entre pinares para mantener a raya toda aquella actividad que atente contra la seguridad del pueblo pinero y para socorrer a quienes lo necesiten.
“Hay embarcaciones que salen desde varias partes del mundo y navegan por aquí, en ocasiones vienen con problemas en los motores o presentan alguna otra avería, entonces a través de las comunicaciones que establecemos con ellos solicitan auxilio para entrar al territorio y le podamos prestar ayuda.
“Existen otros navíos que ingresan en el área, pero no conocen los lugares bajos del mar donde pueden encallarse y para prever un infortunio de este tipo también ha servido esta posición”.
LOS JÓVENES TAMBIÉN SON BALUARTES
La defensa de la Patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano. Así lo refrenda la Constitución de la República de Cuba en su artículo cuatro y así nos lo inculcan a todos desde la cuna.
Para los soldados Michel y Jhonan constituye un orgullo pertenecer a las Tropas Guardafronteras, sobre todo en los tiempos que corren.
El primero reside en Micro 70, lleva alrededor de tres semanas en el puesto y asume con entereza la responsabilidad de velar por la seguridad de las costas del Municipio.

Foto: Yoandris Delgado Matos
“Mi misión radica en detectar cualquier navío o aeronave que intente entrar en nuestro espacio, alguna salida ilegal del país o tráfico ilícito, e informarlo de inmediato a mis superiores”, precisó Mojena Monduy.
“Por ello debo prestar el servicio de forma incansable, mantenerme alerta, inamovible, sin salir del punto de observación y estar pendiente de todo.
“Aquí me siento cómodo, aunque la distancia que me separa de mi hogar sea considerable; mantengo buenas relaciones con mis compañeros, con los oficiales y todos en casa están satisfechos con mi labor acá”.
Cuando concluya con el servicio el joven Michel, exestudiante del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas, continuará siendo útil a la Revolución, pues como soldado diferido cumplirá con su deber durante un año y dos meses, para luego incorporarse a la carrera de Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas del territorio.
El otro bisoño que contribuye a la tranquilidad de los pineros es Jhonan: “Velamos y protegemos toda la zona oeste de la incursión de lanchas rápidas o yates de traficantes.
“Hemos detectado veleros que han entrado a las costas y tenemos que custodiar su rumbo en la entrada y salida. De igual manera identificamos medios rústicos que incluso han alcanzado hasta tres nudos de velocidad según como sople el viento y nos corresponde vigilar por todo eso.
“Debemos impedir que las personas arriesguen sus vidas intentando salir de manera ilegal, así como proteger su integridad física. Los inescrupulosos que tripulan las lanchas rápidas traficando personas también reciben una respuesta de nuestra parte. En el momento que los identificamos, lo informamos con rapidez y precisión para que las tropas hagan su trabajo”.
Así es, oficiales y jóvenes valerosos permanecen día a día en lo intrincado, un poco alejados de la huella de la civilización, pero firmes en el deber de salvaguardar al pueblo, la Revolución y sus conquistas. Para festejar el aniversario 60 de las Tropas Guardafronteras, no hay mejor homenaje que servir con entereza al más grande honor y deber supremo de cada cubano.