
La comparecencia hoy del secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., en el Comité de Finanzas del Senado de Estados Unidos fue, como se anticipó, una audiencia difícil que estalló en gritos.
Antes de la cita, 11 de los 12 demócratas que integran el Comité habían exigido la renuncia de Kennedy, al alegar que “pone en peligro la vida de todos los estadounidenses” y ese sentimiento no disminuyó.
Los interrogatorios fueron acalorados. El senador Ron Wyden (demócrata por Oregón) fue punzante cuando instó al secretario a que le explicara al «pueblo estadounidense cuántas muertes infantiles evitables son un sacrificio aceptable para implementar una agenda que considero fundamentalmente cruel y que desafía el sentido común».
Sin embargo, Kennedy ripostó al legislador que ha permanecido 25 años en su escaño “mientras la incidencia de enfermedades crónicas en nuestros niños aumentaba al 76 por ciento y no dijiste nada”.
El abogado ambientalista devenido secretario de Salud de la administración de Donald Trump defendió su reciente despido de la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Susan Monarez, lo que, a su vez, provocó una especie de reacción en cadena por el éxodo de varios altos funcionarios.
Gran parte de la audiencia de este jueves fue sobre el tema. Monarez fue confirmada y había asumido su cargo apenas el pasado 31 de julio. Al iniciar su discurso en el Capitolio, Kennedy afirmó que los CDC necesitan “sangre nueva”.
“Necesitamos un nuevo liderazgo audaz, competente y creativo en los CDC. La gente es capaz y está dispuesta a trazar un nuevo rumbo”, subrayó.
La exdirectora de los CDC fue despedida -reiteró- por negarse a aprobar las directrices sobre las políticas de vacunas de los asesores seleccionados por Kennedy, a los que describió como escépticos de estas.
En un artículo de opinión publicado en The Wall Street Journal, Monarez expresó que la cesantearon al negarse a ceder a la presión de «comprometer la ciencia misma».
Esta semana, una carta firmada por más de mil empleados y extrabajadores del Departamento de Salud solicitaron la salida de Kennedy a raíz de la destitución de Monarez.
Los CDC perdieron desde enero de este año a la fecha a miles de empleados y casi la mitad de su presupuesto. En marzo, Kennedy Jr. sacó del cargo a Peter Marks, principal regulador de vacunas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
En ese momento Marks acusó al secretario de Salud de tratar de imponer únicamente una “confirmación servil de su desinformación y mentiras” sobre las vacunas.
Meses después, en junio, despidió a 17 miembros del panel asesor de vacunas de los CDC, reemplazándolos por siete de sus aliados cuidadosamente seleccionados, incluidos algunos reconocidos escépticos, como él, de esos fármacos.
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