Acaba de concluir uno de los ejercicios democráticos más importante del país que comenzó en septiembre en un contexto ya muy complejo, consecuencia, entre otros factores, de los efectos acumulativos de la política genocida de los gobiernos de EE.UU., pero que se ha recrudecido con la embestida de dos huracanes, sismos y las interrupciones eléctricas en medio de las intermitencias de recursos financieros y de combustible.
La Isla de la Juventud aún sufre la magnitud de los daños de la tormenta Rafael, que entre otras secuelas interrumpió la navegación del ferry e instalaciones de la pesca, afectó producciones agrícolas, y obligó a inmediatas acciones de recuperación en Cayo Largo del Sur y otros lugares del territorio, donde no dejan de sentirse el agravamiento de las limitaciones con los combustibles y otros recursos básicos.
A pesar de ello el proceso de rendición de cuenta del delegado del Poder Popular ante sus electores no se detuvo aunque requirieran reajustarse algunas de las más de 400 reuniones previstas aquí en nuestro sistema profundamente democrático, con el pueblo como real gobernante.
De tal audacia tuve alentadoras vivencias en uno de esos espacios de original participación popular y política, que solo Cuba honra en un mundo donde mucho habla de democracia, pero poco hace por ella, a no ser sucias componendas electoreras de espaldas al pueblo y promesas incumplidas.
La cita fue en la circunscripción 13 del consejo popular Abel Santamaría, a cuyos vecinos convoca su joven delegada Vianiuska Puebla Pérez para intercambiar acerca de su gestión en uno de los lugares más concurridos, frente al Lavatín de Nueva Gerona, engalanado desde antes en la movilización de los vecinos de los 15 CDR de la zona 24.
Habla con franqueza del momento excepcional en el país con la generación eléctrica, de las medidas temporales adoptadas por las carencias, pero cuyos esfuerzos en el ahorro –insiste– deben proseguir en función de mayor eficiencia en casa y la nación, al igual que en el consumo de agua para aprovecharla mejor donde aún hay viviendas con dificultades para el líquido.
La también viceintendenta del Consejo de la Administración Municipal, explica los sacrificios para completar los productos de la canasta familiar normada e incrementar el aporte municipal a ese abastecimiento, así como de solucionar planteamientos pendientes de la población, al calor del movimiento local por mejorar instalaciones a pesar de escasear el cemento.
Similares limitaciones imposibilitan resolver hoy demandas allí existentes como la impermeabilización de techos en algunos edificios, restitución de tuberías y el completamiento del alumbrado público, aclara ella, ante la necesidad de priorizar otras tareas decisivas para la población.
Confiesa con valentía sentirse insatisfecha con lo logrado en este, su primer mandato como delegada, y ratifica su voluntad de no rendirse frente a las dificultades junto a la seguridad de que con el concurso e iniciativas de los electores seguirían arrancándoles pedacitos a problemas materiales y subjetivos en aras de la tranquilidad, convivencia e higiene colectiva.
Reconoce que los electores no aprovechan los despachos semanales con la delegada para canalizar situaciones particulares ni otros espacios que avivan la armonía, la unidad y aportes del barrio.
Antecedido de variadas propuestas comunitarias de artistas aficionados, música, exposiciones y feria, tuvo lugar el esperado encuentro, donde, además, son reconocidos los más destacados, entre ellos Reina María Pozo Martínez, al frente de un proyecto comunitario con los niños; Lourdes Licea Báez, quien lidera un núcleo zonal del Partido; Rubén Osorio Torres, Julio Soto Amador y Juan Ramón Bascó, todos muy activos en la vida cotidiana de un barrio que desafía las adversidades con desdén, creatividad y más solidaridad entre vecinos y con los damnificados de otros lugares del país.
Ya anochece cuando termina la singular reunión expresiva de que en nuestra calumniada nación no termina con el sufragio en las urnas el sistema electoral, pues es permanente el vínculo del pueblo con sus representantes e incluye la valoración de su gestión con quienes los eligieron y gobiernan.
Por eso no hay temor a tales intercambios a plena luz del día para enriquecer la comunicación comunitaria y evaluar en el barrio qué más hacer para despejar de burocracia, pesimismo e inercia el camino decidido con que desafiamos tempestades y presiones que no nos quitan el sueño.
(*) Colaborador