Más de 590 asambleas se prevé realizar en los colectivos laborales del municipio, como parte del proceso político de presentación, discusión y análisis del Plan de la Economía y Presupuesto del 2024, donde la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), protagonista del debate, insiste en la necesidad de elevar la competitividad, la calidad, la eficiencia en los renglones productivos y sustituir importaciones.

Estas jornadas comenzaron el 15 de enero y se extenderán hasta el 29 de febrero. En ellas los sindicatos evalúan, entre otros temas, la situación financiera que atraviesa el país por la falta de divisa.
Se habla de lo real del bloqueo, principal escollo para avanzar en la prosperidad y el bienestar de la población cubana; por eso, en estos espacios donde deben participar alrededor de 24 195 trabajadores pineros, saltan con urgencia respuestas a preguntas claves.
¿Qué vamos a producir y cómo hacerlo? ¿Cómo ahorrar y en qué renglones, manteniendo o incrementando con menos recursos los niveles de actividad, a partir de una gestión más eficiente? ¿Qué diseñar para exportar más? ¿Cuáles son las reservas internas para crear riquezas, producir alimentos, sustituir importaciones, asegurar y diversificar ingresos superiores, y usar de forma racional el presupuesto? ¿Cómo buscar soluciones y alternativas reales, a partir de la descentralización de facultades y la disponibilidad objetiva de recursos materiales y financieros con los que se dispone?
Estas y otras interrogantes encauzan el camino hacia la eficiencia, a partir de la instauración de una mentalidad propositiva, no solo por el empleador, sino por la masa obrera, de qué hacer con los planes de unidades físicas, el de utilidades, las pérdidas, los gastos materiales y los costos, el fondo de salario, el promedio de trabajadores para enfrentar lo pactado, la productividad por hombre, los recursos energéticos y financieros para asegurar el cumplimiento de la palabra empeñada. Análisis profundos de los sistemas de pagos a aplicar, tanto por alto desempeño como por otros incentivos también caben en el tintero.
Pero este debate no puede quedar ahí, es vital convertir cada intercambio en un proceso continuo, a fin de evaluar cómo se cumple lo pactado, o si resulta necesario hacer adecuaciones en función de los contextos y el escenario externo.
En el caso específico de la Isla de la Juventud no ha faltado en estas Asambleas del Plan de la Economía el llamado a velar por las prioridades de trabajo definidas, tanto nacional como local: la batalla ideológica, la defensa del país y la batalla económica; además de las seis líneas contempladas en la Estrategia de Desarrollo Territorial: Producción de alimentos; formación de capacidades; desarrollo de la industria local; identidad y sentido de pertinencia; turismo local y servicios y desarrollo socioculturales.
También ha estado en el centro de la diana el intercambio acerca del rendimiento de las inversiones, pues los estudios de factibilidad no siempre constituyen la herramienta necesaria y son apreciados, en ocasiones, como una formalidad para acceder a la aprobación de la inversión y su inclusión en los planes de la economía. De ahí el llamado a hacerlos más profundos y no concentrarse únicamente en garantizar la aprobación de un presupuesto, sino tener visión de futuro.
El traído y llevado tema del salario con sus múltiples lecturas, “no alcanza”, “mira la fecha y aún no lo han pagado” ocupa minutos, al igual que la importancia de maximizar los ingresos, ser cada día más racionales en los gastos y disminuir el componente importado del turismo.
Se ha debatido el tema de planificar dinero para la adquisición de medios de seguridad y protección y mejorar la alimentación, las condiciones de vida y trabajo, pues existen presupuestos de gastos sin planificar cifras en esas partidas. No ha escapado el tema del control interno, la prevención, y cumplir con el fortalecimiento de la contabilidad.
Si fuera a caracterizar estas Asambleas la palabra a emplear sería laboratorio, por ser justo un hervidero de ideas donde cada cubano, desde el plano individual, se siente responsable de las transformaciones gestadas desde el interior de nuestro modelo económico para materializarlas.
Pero ese hervidero debe “atizarse” más, como dijo Ramón Enrique Ledesma Céspedes, presidente de la Asociación de Economistas y Contadores del territorio pinero: “Urge mayor protagonismo de los trabajadores”.