
A poco menos de año y medio para las elecciones legislativas de 2026, Donald Trump ya está preparando el terreno para afianzar su ajustada mayoría en el Congreso. Los republicanos han movido la primera ficha logrando avanzar la reforma de los distritos electorales de Texas, lo que ha desencadenado la respuesta de los demócratas en California, quienes han prometido hacer lo mismo para compensar.
El miércoles por la noche, la Cámara baja estatal texana pasó la remodelación de los distritos electorales que ayudará a los republicanos a ampliar hasta cinco los escaños que tienen en el Congreso federal de cara a las elecciones del año que viene. El mismo Presidente estadounidense había pedido explícitamente sacar adelante el nuevo diseño para cambiar de color los cinco asientos. “Gran victoria para el Gran Estado de Texas!!! Todo aprobado, en camino hacia CINCO escaños más en el Congreso”, celebró Trump en Truth Social.
Los republicanos actualmente controlan el Congreso gracias a unas mayorías muy ajustadas. El dominio de la Cámara de los Representantes se sostiene solamente sobre una ventaja de siete escaños y en el Senado son seis. Los demócratas habían puesto todas sus esperanzas en al menos lograr recuperar la Cámara baja en las legislativas y es por ello que Trump ya se ha puesto manos a la obra para afianzar su mayoría. Aunque sea recurriendo al gerrymandering, término con el que se conoce la práctica de manipular la reconfiguración de los mapas electorales en favor del propio partido.
La votación en la Cámara baja de Texas era el principal escollo que tenía Trump, ya que durante dos semanas los congresistas demócratas del estado se habían dado a la fuga para bloquear la sesión. Según el reglamento, su ausencia hacía imposible avanzar la reforma ya que era necesario el cuórum de dos terceras partes de la Cámara para proceder. Después de que regresaran y se pudiera retomar la sesión, solo queda que se apruebe en el Senado estatal. Algo que está garantizado por la sólida mayoría republicana. El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ya ha confirmado que firmará la reforma tan buen punto llegue a su mesa.
Desde que los republicanos iniciaron la campaña para avanzar la reforma que California, uno de los grandes estados demócratas del país, prometió pagar con la misma moneda. “It’s on Texas (a jugar, Texas)”, dijo el gobernador californiano, Gavin Newsom, en X poco después de que se supiera el resultado de la votación en Texas.
Newsom está liderando una reforma del mapa electoral para agregar cinco distritos que den más ventaja a los demócratas. A pesar de que el gobernador ha asegurado que va a tramitarlo para compensar la jugada de Texas, decirlo es más fácil que hacerlo. En California el rediseño electoral es más complejo que en Texas, ya que además de pasar el Congreso estatal debe ser avalado por los ciudadanos en un referéndum especial que se hará en noviembre.
En principio, la modificación impulsada por los demócratas solo se activaría si Texas y otros estados republicanos hacen efectiva la suya.
A pesar de lo polémico que pueda resultar, el gerrymandering a priori no es ilegal y tiene un largo recorrido en la historia política del país.
La Constitución establece que cada diez años -momento en que se renueva el censo de un estado- se debe revisar el mapa de los distritos electorales a fin de que representen fielmente a la población.
La primera vez que se aprovechó esa norma para sacar tajada fue en 1812, cuando el gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry, redibujó los distritos de su estado, favoreciendo descaradamente a su partido. El caso fue tan escandaloso que se ganó viñetas satíricas y la jugada fue bautizada con su apellido: gerrymandering.
El gerrymandering ha sido practicado por ambos partidos a lo largo de la historia y siempre ha sido motivo de polémica. El caso de Texas es polémico por la cercanía con las elecciones de 2026 y porque realmente ya se aprobó un rediseño en 2021. Por lo que no se está respetando el período de 10 años que marca la Constitución. Además, los legisladores demócratas de Texas denuncian que este nuevo rediseño viola la Ley de Derecho al voto, ya que resta representación a las comunidades latinas y negras, fragmentando sus distritos.
La pugna entre el gigante republicano (Texas) y el demócrata (California) anticipa una carrera intensa entre ambos partidos para rediseñar los mapas electorales a lo largo del país. Trump ha abierto la veda con la reforma en el estado sureño y defiende que su partido tiene derecho a reclamar una mayor representación. En el foco de este pulso están también Indiana, Ohio, Illinois, Missouri y Florida.
Florida, Indiana y Missouri han sido puestos en el foco por los mismos republicanos, mientras que los demócratas también miran a Illinois como otro escenario desde donde responder. Por otro lado, Ohio ya estaba en proceso de presentar un nuevo rediseño en septiembre.
(Con información de agencias)
Otros artículos del autor:
- El retorno de Trump: advertencia desde Gijón sobre el rumbo del mundo
- Obama podría ser el primer expresidente de EE.UU. interpelado por el Congreso en más de 40 años
- ¿Cómo The Washington Post describe a Marco Rubio? El meteórico —y precario— ascenso de Marco Rubio en el mundo Trump
- El trasfondo político del escándalo de pedofilia que complica al gobierno de Trump
- Trump: Tengo la sensación de que Ucrania no gastó en equipo militar cada dólar que le dieron