
Escuchar su confesión no sorprendió en lo absoluto a esta reportera, como tampoco que el Premio Municipal de Danza 2023 se le concediera por su excelente labor en la salvaguarda y el desarrollo del baile español en el territorio y contribución a la cultura pinera desde el tablao, la creación y el magisterio.

Arelis Kety Bravo García lleva lo de bailaora en la sangre y aunque gusta de coreografiar y dar clases, lo expresa resuelta y con un sentimiento de amor que se le sale por los ojos: “Yo anhelo bailar”. La hoy profesora especializada, coreógrafa y directora de la compañía folclórica Raíces de España con casi 30 años de trayectoria artística, ofrece a los lectores una apretada síntesis de su vida y trabajo en el reconocido elenco al que se integró con apenas 17 años y a propósito de que este 29 de abril, Día Internacional de la Danza, se le otorgara el importante lauro.
“Estudié tres años en la Escuela Formadora de Maestros; me presenté a las pruebas de pase de nivel para la Escuela Nacional de Espectáculos Musicales o Variedad de Espectáculos como también le dicen, me estaba dando problemas el folklor yoruba y vine para acá, mi mamá conocía a la profesora Elena Pestana y me invitó a entrar en su grupo que era proyecto entonces. Seguí estudiando para coger el 12 grado y empezar la universidad y nunca más salí de él. Recuerdo que tuve que esperar a cumplir los 18 años para contratarme.
“Comencé como bailarina, el primer espectáculo lo hicimos en el teatro Victoria. Con anterioridad estaban Marisol Medina Almoza y otras muchachitas. Con nosotras comenzó todo esto de la evaluación de los grupos, se iniciaba Artes Escénicas. Nos evaluamos como bailarinas en el 2002 o 2003 y luego, al tener ya un proyecto sólido, para mantenerlo se hacía necesario que hubieran coreógrafos y profesores. Nos evaluamos como coreógrafas y profesoras de primer nivel Marisol y yo, pero ella siempre como líder.
“Desde ese entonces las dos hacíamos las coreografías del grupo hasta que Marisol pasó a desempeñar hace un año otras funciones. Para esa labor nos nutrimos de los maestros internacionales, vemos muchos videos, las tendencias y eso nos da nuevas ideas, pero nunca copiar.
“En el 2012, cuando vine de cumplir misión en Venezuela bailé, luego salí embarazada y no bailé más. Me pongo con los músicos a dar palmas, toco castañuelas y otras cositas para apoyar la parte musical, pero es que no puedo porque aunque soy coreógrafa tengo aquel instinto de bailarina y les digo a ellos: ‘Es que no puedo guiarlos porque en vez de hacer las palmas para ustedes las estoy haciendo para enmarcar el taconeo’.
“Con las niñitas desde que tuve un mínimo de conocimientos empecé a enseñar. Tenía un proyecto, Ecos de rocío en Casas de Cultura y allí hice la licenciatura como Instructor de Arte. Desde que comencé a bailar empecé a dar clases en Casas de Cultura y es ese proyecto o taller la cantera de Raíces… Ahora tenemos cinco integrantes en la compañía y ocho pequeñas en el taller.
“Acerca del Premio Municipal puedo decir que siempre es muy gratificante que tus compañeros piensen en ti y reconozcan el trabajo que has realizado. Casi a los 30 años en Raíces de España puedo decir que ahí me retiro”.
A Kety, como le llaman desde el afecto colegas, alumnos y amigos, debemos dentro del amplísimo repertorio de la compañía, coreografías que arrancaron palmas como Pasión, Gitanería y más reciente ¡Oh, fortuna! en el espectáculo danzario Memorias que con motivo del aniversario 30 de la agrupación estrenaran en la jornada Los días de la danza.
Pudiera decirse que ha hecho del baile español su forma de vida y aunque ya no la vemos sobre el tablao, desbordando talento, temperamento y proyección escénica como en años atrás, en cada nuevo espectáculo están su amor por el flamenco, la búsqueda de la perfección y el elevado rigor técnico, así profesa su dedicación a ese arte milenario.