Todavía recuerdo el ajetreo en La Caoba para resolver problemas que cargaban una inmensa barba. Entraban y salían materiales. Poco a poco la gente comenzó a creer, confiar y hasta sumarse en las transformaciones. La esperanza se dibujaba en el rostro de muchas personas.

Así se destrabaron asuntos relacionados con las viviendas, al tiempo que varias fueron remozadas, al igual que la bodega; las calles quedaron asfaltadas y los pequeños retomaron sus travesuras en el parquecito infantil.
Esta fue una de las primeras comunidades en situación de vulnerabilidad en recibir atención gubernamental en el territorio, esa que constituye una prioridad del Gobierno cubano y cuyas acciones aquí comenzaron en el 2019.

El programa de atención a los barrios socialmente complejos tiene como propósito mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, a partir de la solución de problemáticas sociales, constructivas y de servicios. No solo pretende resolver irregularidades de carácter material sino aquellas relacionadas con el estudio, el empleo, el alcoholismo y otros males.
Con posterioridad se sumaron otras demarcaciones: Cocodrilo, La Tumbita, Prefabricado La Fe y El Tronco; sin embargo, en el municipio se aprecia morosidad en esa labor, de la cual dependen cientos de personas, quienes esperan por los cambios en las 35 comunidades diagnosticadas.
Así se reconoció en la VIII sesión ordinaria de la Asamblea Municipal del Poder Popular, efectuada a finales de noviembre último, donde los planteamientos formulados al respecto reconocieron los progresos, las acciones ejecutadas con los nueve millones de pesos planificados para el año en curso, pero también la pasividad que denota una tarea que demanda mucha sensibilidad, control, sistematicidad y coherencia en el quehacer.
Es cierto que en ocasiones estas demarcaciones cargan con innumerables dificultades que resulta embarazoso distinguir cuáles son las principales urgencias, pero la cierta inmovilidad amerita miradas mucho más integrales.
Para avanzar y alcanzar mayores impactos habrá que rediseñar la estrategia concebida a partir de un diagnóstico objetivo, porque como bien plantea el presidente Miguel Díaz Canel, es imprescindible conocer qué tiene el barrio, qué le falta y qué urge mejorarle “para poder accionar con precisión en lo que allí se necesita”.

Entonces hay que establecer mejor las prioridades, deslindar aquellas situaciones que dependen de lo subjetivo de las que deben esperar por recursos y pueden llevar más tiempo debido a la situación actual del país.
Ello presupone que los escasos recursos de los cuales se dispongan sean destinados a los asuntos que conforman las necesidades más apremiantes de los pobladores, quienes sentirán confianza en tanto aprecien un accionar en pos de los cambios de sus realidades.
Resulta importante lograr un actuar cohesionado, ese que involucre desde al directivo hasta el delegado y los habitantes de las demarcaciones; además de terminar las labores con calidad, no dejarlas a medias porque es vital cerrar ciclos para poco a poco dejar atrás asentamientos precarios; ello significa lograr mayor bienestar y satisfacciones en las familias pineras.