Afirman que exvicepresidente Jorge Glas debe ser hospitalizado «de urgencia»

Telesur

Pese a haber cumplido el 100 por ciento de sus condenas acumuladas en los casos Odebrecht y Sobornos el 2 de octubre de 2025, el exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, permanece privado de libertad bajo la figura del caso “Reconstrucción de Manabí”, cuya sentencia escrita de primera instancia aún no ha sido notificada, lo que impide su apelación.

Ante esta situación, su defensa presentó el pasado 22 de diciembre un hábeas corpus correctivo, al considerar que su detención actual constituye una medida arbitraria y que las condiciones carcelarias representan un riesgo vital inmediato. “Se solicitó un hábeas corpus correctivo. Porque lo que está pasando ya no es ‘cumplimiento de pena’: es crear las condiciones para dejarlo morir. Y en Navidad esto debería escandalizar hasta las piedras”, afirmó la abogada Sonia Gabriela Vera García, especializada en litigio estratégico internacional, INTERPOL y derechos humanos.

Vera García, quien se reunió recientemente con Glas, describió su estado como alarmante: “Lo encontré más debilitado, más angustiado, más resignado. Esa resignación es la señal más peligrosa: cuando alguien deja de pelear, el cuerpo empieza a perder”. Además, denunció la falta de confidencialidad en las visitas telemáticas semanales vía Zoom con su defensa internacional, lo que, según señaló, “no es defensa, es vigilancia”.

Un Informe de Valoración Médica Integral, emitido el 22 de diciembre en Santo Domingo de los Tsáchilas en el marco de las medidas cautelares de la CIDH y las medidas provisionales de la Corte IDH, concluyó de forma categórica que Glas requiere hospitalización inmediata no diferible. El documento detalla un cuadro clínico grave que incluye deterioro físico severo, desnutrición, anemia, inestabilidad para mantenerse en pie, deficiente control de medicación y restricción de acceso a agua potable.

“El informe empieza a describir lo que le está pasando, lo primero que aparece —lo más básico, lo más indignante— es esto: agua. Restricción para hidratarse y agua con características no compatibles con agua potable (turbidez, coloración, mal sabor)”, señaló Vera García. Glas le confesó: “Tengo que tomar del grifo”.

La abogada subrayó que “no es un detalle. Es el tipo de cosa que, en un cuerpo frágil, te empuja al colapso”. El informe también registra pérdida marcada de masa muscular (sarcopenia/desnutrición probable), debilidad extrema y hambre recurrente, así como administración de medicamentos por personal no sanitario, almacenamiento inadecuado y polifarmacia extrema, con riesgos de sedación, hipotensión, delirio y caídas.

Además, el entorno carcelario está en construcción, con polvo persistente y ausencia de área médica mínima, lo que lo hace “incompatible con la estabilización clínica”. La valoración médica se realizó sin camilla, sin espacio clínico adecuado y con presencia policial permanente, lo que, según la defensa, “no es atención médica: es control”.

La defensa insiste en que mantener a Glas en estas condiciones constituye un trato cruel, inhumano y degradante, y exige: hospitalización de urgencia, agua segura, alimentación suficiente, control médico real con privacidad, trazabilidad estricta de su medicación, visitas familiares, acceso al patio y confidencialidad plena con su defensa.

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