Adolescencia y embarazo no deben coincidir

EMBARAZO EN ADOLESCENTES Una responsabilidad a temprana edad. Foto: Internet.

El embarazo en la adolescencia constituye un importante problema social reconocido por la Organización Mundial de la Salud, la comunidad internacional y específicamente, en Cuba. Las alarmantes estadísticas arrojan que aproximadamente 16 millones de niñas, a nivel global, entre diez y 19 años dan a luz, el equivalente al diez por ciento (%)de los nacimientos.

Esta problemática es una “luz roja” en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, como indican investigaciones acerca del tema, a lo cual no escapa nuestra nación, donde el descenso de la tasa general de fecundidad está acompañado de un aumento de la fecundidad adolescente, según informes recientes del Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres.

La Isla de la Juventud, con más de 4 600 féminas en edades comprendidas entre diez y 19 años –registro de la Oficina Nacional de Estadística e Información–, enfrenta también el desafío de revertir los indicadores que, aunque descendieron de forma ligera de 18,1% a 17,8% a nivel de país, los números de embarazo en este grupo etario, así como los abortos de manera voluntaria siguen impactando de manera negativa.

Audiencias sanitarias en centros educativos del Municipio forman parte hoy de las estrategias impulsadas por el Programa de Atención Integral a la Salud de los Adolescentes en el trabajo de promoción y educación para una sexualidad responsable, sin riesgos para el normal desarrollo de una etapa donde biológicamente el organismo no está preparado para afrontar un embarazo como es debido, sin tener en cuenta los factores sicosociales y económicos de este fenómeno.

Si bien es cierto que el país y nuestro territorio mantienen regularmente campañas de Salud respecto al tema, con las estadísticas existentes se evidencia una deficiente educación sexual, tanto en el hogar como en las instituciones educativas y sanitarias, unido a la poca o casi nula disponibilidad de métodos anticonceptivos como el condón en centros farmacéuticos, y, por consiguiente, la recurrencia a regulaciones menstruales y legrados como procederes sustituyentes.

Sus múltiples dimensiones e impacto social le confieren un abordaje integral donde las acciones conjuntas entre los Ministerios de Salud y Educación, así como de las organizaciones de masa, sean más cohesionadas y efectivas porque es vital que los jóvenes, en especial las muchachas, asuman la sexualidad de manera responsable, con métodos de anticoncepción y se informen acerca de la planificación familiar y la maternidad consciente.

Es necesario recalcar que las repercusiones médicas, económicas y sicológicas de la gestación en edades tempranas son considerables, mucho más para las adolescentes que no están en pareja o casadas, de igual modo la alarma del grupo de madres entre 12 y 14 años, en evolución en los últimos tiempos, según investigaciones de la Revista Cubana de Pediatría, donde precisan la necesidad de estudio de dicho fenómeno.

Adolescencia y embarazo no deben coincidir, es el reto al que se enfrentan los sistemas sanitarios y educativos y programas intersectoriales. Orientar, proteger y guiar a los jóvenes en pos de una conducta sexual segura, que evite la procreación prematura y las enfermedades e infecciones por relaciones desprotegidas son su mayor desafío, en aras de garantizar un mejor pronóstico de vida para la madre, el hijo y la familia, así como el logro de una repercusión positiva en el progreso de la sociedad pinera y cubana.

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