Comienza el año electoral en los EE.UU, así será la arrancada: La “democracia” estadounidense (Parte I)

Distintos tipos de “democracia” acordes con el devenir histórico. Democracia esclavista ateniense y democracia señorial inglesa. Imágenes del Museo Británico.

Las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024 se efectuarán el martes 5 de noviembre de 2024. J. Biden se postula para la reelección. Su predecesor D. Trump, se postula para un segundo mandato no consecutivo, algo solo logrado antes por Grover Cleveland a finales del siglo XIX. Otros aspirantes también han anunciado sus candidaturas para la nominación de los dos partidos principales. El ganador tomará posesión el 20 de enero de 2025. Además se renovará el 35% del Senado y el 100% de la Cámara de Representantes del Congreso. Varios estados celebrarán elecciones legislativas estatales y de gobernador.

Recientemente los grupos contrarrevolucionarios de Miami lanzaron su más fresca superchería, que “Cuba estaba interviniendo en el proceso electoral estadounidense”. Algo tan disparatado que daría risa, de no estar preñado de efectos negativos para nuestro país. Esta desvergonzada mentira fue rápidamente rebatida por Cuba, y todos los cubanos de bien sabemos que es otra más de los miles de maledicencias no fundamentadas, a lo largo de 65 años de Revolución. Me motivó a escribir estas notas describiendo con cierto grado de detalle el proceso electoral estadounidense.

La palabra griega “democracia” (“el poder del pueblo”) fue concebida por los atenienses para definir un sistema de gobierno de la ciudad en el cual las decisiones eran tomadas por la asamblea de ciudadanos (término este que no incluía ni mujeres, ni esclavos, ni extranjeros) y no por un rey o emperador como en otros estados de la antigüedad.

Más tarde, la Carta Magna inglesa, por ejemplo, fue un documento que corporizaba la “democracia feudal”, donde el rey compartía sus prerrogativas con los “barones” o señores feudales, el alto clero, caballeros y en diferentes medidas otras personas preeminentes.

Jean-Jacques Rousseau (1712 – 1778) fue un importante filósofo y escritor del siglo XVIII. Su filosofía política influyó mucho en la Revolución Francesa, así como en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, las Guerras de Independencia de América Latina y en general en el desarrollo general del pensamiento político, sociológico y educativo moderno. En 1762, su publicación, “El Contrato Social”, se convirtió en una de las obras más influyentes del pensamiento político en el mundo occidental (1).

Jean-Jacques Rousseau, uno de los padres del pensamiento político social de la época de las revoluciones burguesas. Retrato de Charles Escot.

Las revoluciones estadounidense y francesa dieron como resultado “contratos” o Constituciones que describen los derechos y libertades de los gobernados. La razón última de esas Constituciones era crear el marco legal de la Sociedad Capitalista de Derecho, donde los elementos más importantes no eran ni la “Libertad individual” o los “Derechos Humanos”, sino en total preeminencia, la defensa de la propiedad privada en general y sobre los medios de producción en particular.

La Constitución de EE.UU. que existe desde 1787, consta de 7 artículos y 27 enmiendas. Es la Constitución más antigua de un estado nacional todavía en vigor en el mundo. La Constitución reconocía, por poner solo un par de ejemplos, la esclavitud hasta los 1860’s (en la práctica las Enmiendas 13, 14 y 15, fueron las que permitieron la emancipación primero y después el voto de los esclavos hacia 1870) y no aceptó el voto femenino hasta 1920.

El voto femenino solo fue autorizado en el 1920 en los Estados Unidos. Foto Congreso.

El “Estado Capitalista de Derecho” corporiza los principios y las prerrogativas de la burguesía en el poder. Pero para el fascismo incluso la limitada cantidad de derechos que se ofrecen a los explotados, son inadmisibles. Los fascistas no aceptan “Contrato Social” alguno (sea en los EE.UU. o en cualquier otro país), y tampoco un sistema legal, solo cuando este los protege y trabajan en ese sentido, tal y como es hoy el Tribunal Supremo en EE.UU. cuyos nombramientos son de por vida y para la selección de los jueces, la opinión del pueblo no es convocada.

En los Estados Unidos de Donald Trump (y del 6 de enero del 2021) el fascismo se manifestó, entre otras cosas, por intentar ignorar y violar las ordenanzas del Estado Capitalista de Derecho (como pasara antes en la Alemania de Weimar o en la España de Primo de Rivera), es decir, del “Contrato Social” de esa sociedad.

El 6/1/2021, el fascismo estadounidense se rebela contra la Constitución. Foto NBC.

Las elecciones intermedias del 2022

El 8 de noviembre del 2022 ocurrió el más reciente espectáculo “democrático” de los Estados Unidos: las elecciones intermedias. El Partido Republicano tomó el control de la Cámara de Representantes pero no consiguieron conquistar el Senado.

En la carrera de este año por el Senado, la Cámara y otros cargos, muchos de los candidatos republicanos han negado o puesto en duda la victoria del presidente J. Biden en 2020. Por lo tanto, vimos a muchos políticos triunfar en un sistema electoral que ellos mismos han denunciado como fraudulento.

Como aprendimos los cubanos desde que estábamos en el Circulo Infantil, no se puede aceptar las reglas del juego sólo cuando uno gana. Ya se estaba preparando el escenario para un colapso electoral potencialmente masivo en la carrera presidencial de este 2024.

El sistema electoral de EE. UU. con un Colegio Electoral todopoderoso donde unos centenares de delegados de los partidos son capaces de revertir el voto popular de cientos de millones; con dos senadores por estado, aunque sean muy diferentes, el que los jueces de la Corte Suprema sean nombrados de por vida y sin participación popular alguna, entre otras muchas cosas, demandan un cambio sustancial del sistema de la “Democracia” estadounidense que se ha vuelto total y completamente anacrónica, pero que para la clase en el poder es de su interés más absoluto que siempre continúe impidiendo al pueblo lograr un cambio de fondo a su favor en el gobierno. Pero ahora inclusive esa menguada “Democracia” no satisface a la cúpula plutocrática en el poder, que requiere de autoridad y potestad absolutas para tratar de mantener un imposible mundo “unipolar” dentro y fuera de sus fronteras.

Ejemplos de legalidad “anti-democrática”. Ouroboros se muerde la cola

En 2000, por ejemplo, la mayoría de los electores estadounidenses votaron por el candidato del Partido Demócrata Al Gore. Siguió una prolongada telenovela política, sobre los pedacitos de papel colgados y los votos del Colegio Electoral en el estado de Florida, y la Corte Suprema de EE. UU., entregó la presidencia a G. W. Bush, quien tuvo 543,895 votos menos, pero 5 votos de ventaja en el Colegio Electoral.

Los victimarios, de izq. a derecha G. Bush (hijo), G. Bush (padre) ambos presidentes de los EE.UU y J. Bush, gobernador de Florida en 2000; y la víctima, Al Gore en la foto siguiente. Fotos de The Atlantic y The Hill.
Al Gore. Foto: The Hill.

Una sorpresa, con cierto nivel de influencia de personajes tan distintos como Jeb Bush (gobernador del estado que decidió la presidencia para su hermano) y Elián González, cuyo fracasado intento de secuestro contrarrevolucionario, catalizó la más alta votación pro Republicana por los “cubano– americanos” en el sur de ese estado. Los dos condados decisivos, Miami – Dade y Broward, tradicionalmente baluartes del Partido Demócrata, el voto Republicanos creció en 79 834 y 35 069, respectivamente, en relación con los comicios anteriores. De ellos de 34 000 a 37 000 fueron de votantes de origen cubano, como castigo porque la Fiscal General Janet Reno hizo cumplir la ley y entregó al menor a su padre, como exigían la justicia y el sentido común.

Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos mas que D. Trump, pero perdió la presidencia por ¡77 votos! en el Colegio Electoral, forma expresa de la tiranía de unos pocos frente a la abrumadora mayoría del pueblo. Fotos The Hill.

También en 2016, la candidata presidencial “demócrata” Hillary Clinton, ganó el voto popular, pero perdió las elecciones ante Trump. Esto fue, nuevamente, gracias a las maquinaciones del Colegio Electoral, una reliquia de la era de la esclavitud cuya naturaleza arcana y enrevesada fue diseñada para dar más poder a los estados esclavistas y asegurar que la “democracia” nunca sería, realmente “democrática”.

Además, está el “gerrymandering” o redistribución de las circunscripciones electorales para favorecer a un partido o al sistema en su conjunto.

La financiación de campañas y la gran cantidad de dinero que se destina a todo el proceso electoral. En 2010, la Corte Suprema revocó las restricciones de financiamiento de campañas para permitir que las corporaciones y los donantes adinerados tengan más capacidad para comprar influencia política. En las últimas elecciones intermedias, se esperaba que el gasto federal y estatal de las elecciones superara los 16 700 millones de dólares, lo que las convierte en las elecciones intermedias más costosas en la historia de los EE. UU.

Al menos 97 miembros del Congreso habían comprado o vendido acciones, bonos u otros activos financieros que se enlazaban con su trabajo en el Congreso o habían informado actividad financiera similar por parte de su cónyuge o hijos. El Senado de los Estados Unidos, otorga a los 580 000 habitantes de Wyoming el mismo poder de voto que los treinta y nueve millones de California. Dos senadores por estado, punto.

En las últimas elecciones intermedias, la Pandemia del covid-19 jugó un gran papel.

Este y otros factores están firmemente en las mentes de muchos estadounidenses como una evidencia del desastre de la administración Trump, “amortiguaron” la intensidad de la victoria republicana y evitaron que se produjera la muy traída y llevada “ola roja”. En otras palabras, el voto no castigó más al gobierno de J. Biden, aunque sus resultados hayan sido bien inferiores a lo esperado, sino porque aún muchas personas recuerdan que el de Trump fue aún peor.

Con respecto a Cuba y a la mafia “cubano-americana”

Desde las elecciones de 1998, con el hermano del entonces Presidente George W., Jeb Bush, ganando la gobernación de Florida, el Partido Republicano ha controlado el gobierno de ese estado, ahora con el muy ultraderechista gobernador e importante candidato presidencial R. DeSantis. Se reeligió el senador Marco Rubio, quien en su campaña se jactó de ser el autor de las políticas contra Cuba de Trump que, según él, J.  Biden mantiene “por miedo al exilio cubano”.

Fueron también reelectos en Miami los tres representantes republicanos a la Cámara, quienes son los abanderados de la línea dura anticubana: María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez.

Pero ojo, que ganen los partidarios de las políticas Trumpistas contra Cuba no quiere decir que D. Trump tenga allí garantizado el respaldo a una candidatura presidencial republicana en 2024. El ahora gobernador republicano Ron De Santis se perfila ya como uno de los dos principales candidatos (junto a N. Haley) para la nominación republicana a la Casa Blanca frente al magnate y ex presidente, para lo cual tendrá que contar con ese aparato de presión, extorsión y propaganda política que está en manos de la ultraderecha cubanoamericana de Miami.

Debe quedar claro que J. Biden perdió Florida de manera decisiva en las elecciones intermedias, a pesar del apoyo que él le ha dado a la mafia cubano- americana. Mantuvo la política Trumpista de máxima presión contra Cuba, combinada con la pandemia de Covid-19 cuando su administración negó a la Isla hasta el oxígeno medicinal. A pesar de todo eso, la ultraderecha miamense acusa a los “Demócratas” de ser socialistas y comunistas.

El gobierno de J. Biden mantiene el financiamiento millonario a los medios de todo tipo para la guerra psicológica contra Cuba, que han involucionados a formas de los 1960’s, como revela una encuesta de la Universidad de la Florida, con un discurso anticomunista aún más extremo, organizan y financian acciones terroristas en la Isla.

En otras palabras, lo único que ha cambiado con Florida es que la cúpula del Partido “Demócrata” entiende que independientemente de lo que hagan para “enamorar” a la mafia cubano- americana, no hay “tutía” con Florida. En el 2024 ganaran de nuevo los Republicanos en ese estado.

Consideraciones sobre el sistema electoral antidemocrático de los EE.UU

Antes de las elecciones intermedias, el presidente expresó que “la democracia está en la boleta electoral para todos nosotros”. No importa que él mismo sea cómplice de un panorama fundamentalmente antidemocrático en el que «una persona, un voto» nunca ha sido una opción, y en el que simplemente tratar de entender al Colegio Electoral puede causarnos un aneurisma cerebral.

Significativamente, la mayoría de los estadounidenses están a favor de reemplazar el sistema del Colegio Electoral con un voto popular directo. Pero escuchar a esa mayoría sería algo peligrosamente democrático para la plutocracia inmutablemente en el poder.

En las pasadas elecciones intermedias, una vez más se ha dejado dolorosamente en claro que la democracia electoral en EE. UU. es fallida. Pero dado que la “Democracia” estadounidense fue diseñada para ser, de hecho, anti democrática y pro hegemónica: ¿No está cumpliendo con las razones mismas por la que fue concebida, es decir para que una real democracia nunca ocurra?

El fascismo es parte inherente del capitalismo, y por supuesto está presente en EE.UU. desde hace un siglo, pero se ha hecho más evidente desde la era Trump. Para los fascistas. la muy limitada y obsoleta Constitución y, en sentido general, las leyes del país, son un obstáculo inaceptable.

En estas condiciones se producirán las elecciones generales de noviembre de 2024, un enfrentamiento entre un menguada “democracia” capitalista y el fascismo manifiesto que quiere eliminarla por completo (2).

Notas

  1. “El Contrato Social” de Jean-Jacques Rousseau, fue citado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en su histórica autodefensa “La historia me absolverá”, el 16 de octubre de 1953.
  2. Dos citas al respecto del gran escritor y periodista estadounidense, William L. Shirer “Ninguna clase, grupo o partido en Alemania podría escapar de su cuota de responsabilidad por el abandono de la República democrática y el advenimiento de Adolf Hitler. El error capital de los alemanes que se opusieron al nazismo fue no unirse contra él”. “Podríamos convertirnos en el primer país en volverse fascista mediante elecciones libres”Se refiere a los Estados Unidos (nota de José R Oro) William L. Shirer: “El ascenso y la caída del Tercer Reich, una historia de la Alemania Nazi”

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