José Esteban Cala Hernández es un maestro de corazón, un profesional abrazado hasta el pecho de un oficio tan antiguo como la necesidad misma del hombre por aprender y enseñar.

Decir “el profe Cala” en cualquier escenario que involucre a la Educación, es mencionar a un consagrado docente que ha dedicado su vida a la formación de escolares de la educación artística en este Municipio.
No sería menos su sorpresa y agradecimiento al serle dedicada, junto a otras personalidades de la Isla de la Juventud, la Jornada por la Cultura Pinera 2023.
“Estoy muy agradecido –nos comenta desde el sillón de la sala de su casa, donde ha accedido a nuestra entrevista–, creo que es un estímulo que va más allá de lo que yo puedo merecer, pero al venir de los compañeros que viene, se los acepto y lo agradezco”.
Sobre sus inicios, muy ligados a la Campaña de Alfabetización en Cuba, recuerda con total claridad:
“Comencé en la época de la Campaña de Alfabetización, tras el éxodo de maestros normalistas, entonces inicié como maestro popular en las zonas de montaña, una labor que realicé por muchísimos años; estamos hablando del tres de enero de 1963, que fue cuando comencé como maestro popular en sexto grado.
“Luego, con los planes de titulación me gradúo como maestro de primaria; después de muchos años llegó la licenciatura para ese nivel y fui del primer grupo que se graduó en Cuba”.
Cala Hernández no es pinero de nacimiento, sus orígenes se remontan a los años precedentes a la Revolución en la provincia Pinar del Río, pero su amor por educar y el compromiso con que lo asumió, fue lo que le trajo hasta esta ínsula.
“Llegué en el año 1982 para apoyar la educación por un plan de la Central de Trabajadores de Cuba; vine para la escuela de los nicaragüenses y al ver mi expediente, la entonces directora de la escuela, Pastora López, me captó para la Leonardo Luberta.
“Ya en ese tiempo tenían necesidad de maestros y yo era multigrado. Me pidieron trabajar con quinto y sexto grados. Desde ese momento me mantengo en la escuela de arte, hace ya 40 años.
“Bueno, aunque trabajé con esos años, también he cubierto Historia de Cuba, Educación Cívica y Español Literatura, fundamentalmente, en la enseñanza Secundaria Básica; en este momento dado que una profesora se jubiló, imparto Español a séptimo, octavo y noveno.
“Asimismo, tuve en algún momento alumnos de preuniversitario y de preparación para pruebas de ingreso al nivel Superior”, detalla Cala, quien, además, ha sido merecedor no solo del cariño de sus alumnos y compañeros, sino de otros Reconocimientos por sus labores diversas.
“Durante 35 años fui secretario de la sección sindical, en el Sindicato de Trabajadores de la Cultura, en el cual fuimos por cinco años Vanguardia Nacional”.
Un currículo amplio guarda tras su sencillez y humildad este profesor de decenas de generaciones. A sus 76 años, con una Maestría en la Enseñanza Primaria, y ya jubilado reincorporado, es de esos docentes que no piensa abandonar jamás las tizas y el pizarrón.
“El mismo día que terminé no me fui a la casa, seguí dando clases; aunque he apoyado en otras escuelas, siempre he estado en la Leonardo. La escuela ha sido realmente donde me he desenvuelto desde los 14 años cuando empecé por alfabetizar.
“Pudiera decir que lo que hago me gusta, y no lo veo como un trabajo, sino como parte de mi creación, como si fuera una diversión; es una labor que me satisface y me hace sentir útil”.
Y es tan hermoso cuando la vocación y convicción de ser y hacer van de la mano que el profe Cala no se ve en otro lugar que no sea el aula.
“He trabajado intensamente y me siento feliz, satisfecho por ello y quisiera que el final de mi existencia, que a todos nos llega, me sorprendiera en un aula, rodeado de pupitres, alumnos, libretas y lápices, que es todo lo que ha constituido mi mundo y mi vida”.
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