Pinares, más allá de un natalicio

El llanto anuncia la llegada del sexto de los 12 hijos de esa familia campesina en la finca La Cantera,Pinar del Río,el séptimo día de diciembre de 1927.

Nace el mismo día, aunque en año distinto,de la caída en combate del Mayor General del Ejército Libertador Antonio Maceo Grajales, lo cual suscita sano orgullo en el humilde hogar y los padres toman del Titán de Bronce el nombre de Antonio.

Desde pequeño trabaja en el laboreo del tabaco y otras faenas agrícolas; su estatura era la de un muchacho, aunque con habilidades y rendimiento de un hombre, pero no le pagan por su rendimiento sino por su estatura, verdadera injusticia.

No obstante, Antonio Sánchez Díaz muestra un carácter alegre y enérgico que contrarresta la realidad de su entorno. Se distingue por su facilidad en comprender las materias en la escuela.

Tite, como le llaman en su barrio de San José, es de mente despierta y tiene un temperamento fuerte; le gustan las bromas, pero castigaron sus puños a quienes lo ofenden.

Al finalizar el séptimo grado alterna el estudio de Comercio por la noche con el quehacer dieron el campo.

Siente predilección por la cacería y las armas de fuego, ello influye en la puntería que lo acompaña siempre.

A los 18 años se desempeña en la Construcción luego de aprenderlos oficios de albañilería y carpintería de encofrados.

Este joven no es de piedra, lo prueban su sensibilidad, ideas de justicia social y sueños. A mediados de 1957 vende sus herramientas de trabajo y, por voluntad propia, va a la Sierra Maestra en busca de los barbudos, donde Fidel Castro Ruz comanda al Ejército Rebelde que combate a la dictadura de Fulgencio Batista.Ni uno solo de los hombres que se encontraban en la Comandancia rebelde lo conocía, solo presenta como credenciales su valor, asombrosa puntería y el carácter jovial.

Le encomiendan cargar la única ametralladora calibre 30 que existe, su inseparable compañera y con la que hace leyenda en las montañas de Oriente. Allí lo nombran “Pinares”, por su provincia natal que tanto quiso y le quiere como uno de sus héroes.

El Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán lo escoge para integrar la Columna Invasora Antonio Maceo Grajales bajo su mando, que sale de la Sierra Maestra hasta la provincia de Las Villas, y el entonces capitán Pinares marcha como Jefe de la Retaguardia.

Por su heroica participación en la lucha insurreccional es ascendido al grado de Comandante del Ejército Rebelde y recibe la condecoración de manos del Señor de la Vanguardia en sencilla ceremonia en Ciudad Libertad, el cuatro de enero de 1959.

Participa en la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias en las lomas del Escambray, también ocupa diversos cargos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Isla de Pinos –ejerce como jefe de la región militar–, Camagüey, Oriente y Pinar del Río.

En un testimonio su hermana Cristina Sánchez Díaz refiere que lo vieron muy feliz “la noche que llegó y nos informó que lo habían elegido miembro del Primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba. No podía estarse quieto. Eso fue algo grande, pero que muy grande para él”.

Se convierte en el intrépido Marcos cuando el Comandante Ernesto Guevara de la Serna(Che)lo llama para sumarlo a la Guerrilla Internacionalista que combatiría en Bolivia, donde demostró sus excelentes condiciones y su experiencia de guerrillero.

Allí, mientras cumple una misión de logística lo ultiman en Peñón Colorado, junto a su compañero boliviano Casildo Condori Choque (Víctor) el dos de junio de 1967, a la edad de 39 años.

En la Isla de la Juventud, la figura de Antonio Sánchez Díaz reluce ante la vista de los alumnos de la escuela primaria que lleva su nombre, donde se perpetúa su memoria y con un matutino especial esta semana los 231 pioneros, sus docentes y trabajadores se adentran y establecen una relación más empática con la vida y hazañas del Comandante Pinares: símbolo insuperable de valor.

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Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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