Enmarañadas raíces arqueadas que se extienden entre la tierra y el mar, ramas que cuelgan y hojas revoloteando sobre la quietud de las aguas que los rodean, así dibujan los manglares su naturalidad en fantásticos paisajes.
Su nombre significa «árboles torcidos» y dan al visitante una imagen única de un mundo dominado por la imponente armonía de cientos de árboles que han formado su propio ecosistema cerca del mar.
Protectores de las costas, en ellos converge la rica visualidad con el rol de ser hábitat y fuente segura de alimentos para la vida silvestre. Se estima que cubren entre 33 y 49 millones de acres del mundo aproximadamente y funcionan, además, como recicladores de contaminantes y preservadores de la calidad del agua.
Con sus más de 50 especies conocidas, constituyen estos bosques místicos uno de los ecosistemas más complejos y productivos del planeta.
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