Josué: nervio de hombre en cuerpo imberbe

Josué  –el menor de los tres varones – solo tiene dos años cuando su padre Francisco País Pesqueira abandona la vida. Le toca a Rosario García Calviño –Doña Rosario– asumir el rol de madre y padre en medio de la penuria, pero jamás falta un libro en la cabecera de sus hijos ni esa mezcla de ternura y rectitud con que los cría e inculca valores humanos, legado ético y el patriotismo que los caracterizan.

Muy temprano en las mañanas desde la cocina los llama con tres toques de campana traducidos en: levantarse, vestirse y  desayunar. Después, cuando salen hacia la escuela, deposita un beso en la frente de cada uno acompañado de mil consejos. Así los moldea con el temple de hombres, cuando todavía por sus edades son unos muchachos.

Existe una admiración mutua, especial, entre Josué –pasional e impulsivo– y el hermano mayor Frank País, quien influye en su inclinación a la lucha contra el gobierno del tirano Fulgencio Batista.

El benjamín de los País García nunca descuida sus estudios y puede graduarse de Bachiller en Ciencias en 1956 en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba —hoy preuniversitario Cuqui Bosch–donde aviva sus ideales revolucionarios.
Con 19 años y su cuerpo imberbe, sufre varias detenciones y golpizas de los esbirros batistianos por  protagonizar  protestas, sabotajes, pintar un muro con la consigna de ¡Abajo Batista!, y otras acciones de lucha dentro del Movimiento 26 de Julio (M-26-7)

como el levantamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956.

El gánster y sanguinario Rolando Masferrer  Rojas organiza un mitin electorero en el santiaguero y céntrico parque Céspedes, el domingo 30 de junio de 1957,  para dar la imagen de que imperaba la calma en la ciudad y restar valor a los éxitos del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

Los combatientes de la clandestinidad guiados por  Frank País  García, jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7, deciden truncar la farsa, planean colocar petardos en lugares próximos al lugar  y la salida de comandos que dispararían al aire para disolver a los reunidos. El grupo designado para colocar los artefactos no puede cumplir su misión. No obstante, Josué con  Floro Vistel Somodevilla y Salvador Pascual Salcedo parten a ejecutar la suya.

Minutos después, los detecta una patrulla que los persigue. En la esquina de las calles Martí y Crombet, otra microonda les cierra el paso. Cogidos entre dos fuegos, un disparo hace diana en uno de los neumáticos y el automóvil finalmente se detiene.

Floro y Salvador son los primeros en morir dando la batalla, mientras Josué, herido, continúa resistiendo. Sale del auto, se protege tras un muro y sigue defendiéndose a tiros hasta caer abatido. Testigos presenciales afirman que estaba aún con vida al resultar capturado y asesinado después.

Los féretros de Josué, Salvador y Floro van cubiertos con banderas del 26 de Julio y los santiagueros corean el Himno Nacional. Antes de partir para el cementerio, Doña Rosario ordena: “Dejen el sarcófago abierto, para que Josué vea a su pueblo que lo sigue”.

En el poema A mi hermano Josué, a mi niño querido, escrito por Frank País García lo describe como un nervio de hombre en cuerpo joven, con coraje y valor en temple acerado, se lamenta además de no haber estado a su lado para morir por él, cuando las fuerzas represivas lo asesinan aquel 30 de junio de 1957.

A 66 años de Josué, Floro y Salvador derramar su sangre por la Patria, el pueblo cubano los recuerda cada año en el sitio donde cayeron heroicamente. La juventud cubana, y como parte de esta la pinera, protagoniza sus propias hazañas  según lo exige el tiempo actual.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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