Servicio de Oftalmología a su lugar

Foto: Gloria Morales Companioni

Con la inauguración de la clínica oftalmológica conocida como “la casita del ojo” , vuelve este importante servicio del hospital Héroes del Baire a su espacio habitual ubicado en calle 41, esquina 18.

El local, cerrado durante cuatro años, ahora muestra más amplitud y otro confort después de ser sometido a una reparación, muy superior a las dos anteriores, lo cual les permitirá a sus 20 trabajadores seguir elevando la calidad de la atención médica.

Yerisel Blanco Pérez, especialista en oftalmología y jefa de este servicio en el territorio, declaró en el acto inaugural del centro que abrieron todos los servicios: campo visual, refracción, pre y pos operatorio, retina, glaucoma, pediatría y baja visión, acordes con las consultas médicas.

Foto: Gloria Morales Companioni

Osbel Lorenzo Rodríguez, primer secretario del Partido en la Isla de la Juventud, tuvo a su cargo el corte de la cinta de reapertura de esta institución, en cuya hoja de haber sobresale avances en el quehacer científico, el desafío por mantener desde la especialidad la implementación de nuevas tecnologías y la devolución o mejoría de la visión a miles de personas.

Al recorrer los locales distingue por su entorno lúdico el salón de consulta de oftalmología pediátrica y baja visión para los niños,  donde el recurso humano encargado brindará servicio de refracción a menores y también a pacientes con baja visión.

En estos cuatro años fuera del local habitual estos profesionales fueron reubicados y atendieron a decenas de pacientes por la consulta; aunque la cirugía de cataratas se ha visto afectada por varios factores que han llevado a su ejecución en menor escala; de ahí que se centraran en otras dolencias, tales como pterigión, glaucoma, neoplasias, tumores, estrabismo y otras.

Roberto Olivares Rodríguez, administrador en funciones, informó que el costo de la obra supera los 900 000 pesos, lo cual habla por sí solo de la necesidad de más cuidado con un establecimiento público donde antes de pisar el primer escalón uno debe ponerse los “espejuelos” del sentido común y pensar en cómo contribuir a su conservación, pues detrás de cada repello de pared, estucado, colocación de bloques, pintura de áreas, y demás acciones, hay hombres que trabajaron con horas redobladas porque estaba en juego un reclamo del pueblo.

 

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