La producción de alimentos continúa siendo una de las principales preocupaciones de la población, de ahí que se erija como tema priorizado de la nación, al que la máxima dirección, tanto del país como del territorio, dirige una atención más que minuciosa.
El actual escenario al cual nos enfrentamos tampoco ayuda. Las limitaciones con insumos agrícolas, materias primas, combustible, entre otros recursos, han generado un clima nada favorable que, entre otras cosas, ha motivado un despiadado aumento de los precios donde un amplio sector de la población resulta el principal afectado.
Pocos escapan a los tentáculos del encarecimiento, que con los días emula a la hidra de Lerna, una de las 12 tareas de Hércules, le cortas una cabeza y regenera dos más. Pareciera el cuento de nunca acabar. Sin embargo se pueden acometer acciones para combatir esa dinámica negativa. Una de ellas es sin dudas el incremento de las producciones. Sin muchos rodeos, producir más con lo poco que hay. Suena complicado, pero se puede lograr. Llevamos más de seis décadas sometidos a un cruel cerco económico, comercial, financiero y aquí estamos.
A esta noble y ardua tarea de producir la comida de los pineros se ha encomendado las máximas autoridades del Municipio de conjunto con las bases productivas, entidades y organizaciones vinculadas al sector agrícola.
La campaña de primavera 2023 constituirá buen momento para comenzar hacer cosas diferentes. Para este período el campesinado pinero ha contraído el compromiso de incrementar las siembras de los cultivos más importantes (boniato, yuca, plátano, calabaza, pepino y entre otros) como firme respuesta a las circunstancias actuales.
Según se ratificó en la plenaria de cultivos varios desarrollada en días recientes, de un plan de 766,7 hectáreas (ha) a plantar de viandas, hortalizas y frutales de mayo a agosto, el compromiso ahora es llegar a las 1 116,5 ha, unas 349,7 ha más de lo planificado en un inicio.
En las viandas pretenden crecer de 315,6 ha a 749,9 ha; en las hortalizas de 221,1 ha a 271,9 ha, en los frutales de 24 ha se pretenden alcanzar las 39 ha, mientras en el maíz se decrecerá. Todo ello, como mencionamos, en medio de un contexto complejo caracterizado por la escasez de combustible, dificultades con la maquinaria agrícola, poca disponibilidad de agua para el riego, fertilizantes, productos químicos, entre otros, que golpean sin cesar la voluntad de quienes se esfuerzan cada día por sacarle beneficios a la tierra.
Se impone ante tantas adversidades aplicar la ciencia, técnica, innovación, utilizar los productos biológicos, aprovechar y generalizar las buenas prácticas y las mejores experiencias, lograr disciplina, laboriosidad e imprimirle ese coraje que les sobra a los cubanos.
Asimismo, habrá que trabajar con mayor rapidez en la solución de cuestiones como la organización más eficiente del proceso de contratación, eliminar las trabas para la adquisición de créditos bancarios, lograr el completamiento de la semilla para las siembras, los encadenamientos y concretar una superior vinculación y acompañamiento de las estructuras con la base.
De eso se trata, aunar esfuerzos y empujar hacia adelante encarando las vicisitudes; con el concurso de cada uno, no hay imposible que se resista. El compromiso de los productores es firme, pero también nos toca a todos echarles una mano.