Honrar desde los cuidados la longevidad

Foto: Gerardo Mayet Cruz

Si toda la familia está junta, entonces el alma está en su lugar. SUS 96 años María es una anciana privilegiada. La vida le dio 11 hijos, motivos todos de la felicidad que alberga su corazón cada día de su longeva existencia. Son fruto de su unión con Walfredo Torres, quien hace una treintena de años no está físicamente, mas, parafraseando al viejo proverbio, siempre la familia está junta, tiene el alma en su lugar porque el alma, el centro, es María Ramírez Guerrero.

A unos como Roberto Ramírez (Meco) los tiene bien cerca; su vivienda se encuentra justo encima de la de su madre; Daisy Ramírez, Yaya, como la llaman de forma cariñosa, en la actualidad vive con ella debido a su avanzada edad. María la llama desde el amor, “hija y madre”, pues no son pocos los años que llevan juntas. Otros viven en distintas partes de la Isla, de Cuba y fuera del país. “Tengo 75 años y en cuanto me jubilé vine para acá a atenderla como es debido. Nos levantamos sobre las ocho de la mañana y desde esa hora trato de tenerle todo listo. Padece de diabetes, hipertensión, cardiopatía isquémica y ya ve, ni parece, está fuerte como un roble, mejor que usted y que yo”, dice entre risas Yaya, quien se ha consagrado a su mamá. Explica que solo están inscritos con el apellido Ramírez debido a la dejadez existente en el tiempo de antes y porque su padre no puso empeño en ello.

Meco, el Gallego, Nancy, Adys… todos están bien pendientes y María lo dice con orgullo envidiable:

“Ninguno deja de llamar para saber de mí. La verdad no me puedo quejar. Los tengo a todos vivos y me quieren, qué más se puede pedir. “Paso el día oyendo radio y en la noche veo televisión. Trato de ayudar a Yaya, pero ella siempre se me adelanta. Por ejemplo, si voy a fregar, ya lo hizo. Me siento bien de salud, por eso en cosas manuales todavía puedo ser útil”.

Por desgracia la realidad de María no es la de muchos ancianos en la nación, incluso en la Isla, se está enfriando el amor como dicen por ahí, mas el Código de las Familias recién aprobado en referendo popular viene a enrumbar y hacer cumplir a cada quien su responsabilidad para con sus mayores.

La nueva normativa tiene entre sus prioridades legislativas la protección del adulto mayor, como parte de los entornos familiares, y esto lo hace en dos sentidos fundamentales: como ser humano y desde su rol de abuelos, de ahí que Yaya la vea con buenos ojos. Si por algo distingue este siglo XXI es por el envejecimiento de la población mundial, ha habido un aumento en la esperanza de vida de 60 años en las naciones y en medio de ese panorama Cuba al tener un 21,9 por ciento de personas con esa edad y más tiene retos inmediatos al ser para el 2030 el país más envejecido proporcionalmente de la región de América Latina y el Caribe.

Los cubanos vivimos rodeados de abuelos en hogares, cuadras, ciudades… Los ancianos de hoy, como María, fueron los jóvenes de ayer y es un hecho, merecen en el ocaso de sus vidas paciencia y amor incondicional mientras se dedican a hacer lo más importante: vivir el presente.

Honrar desde los cuidados la longevidad

Otros artículos del autor:

Edad Plateada 2022 Suplementos
Yojamna Sánchez Ponce de León
Yojamna Sánchez Ponce de León

Licenciada en Literatura y Español en la universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo

Colaboradores:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *