A puro coraje y verdad

Son interminables los recuerdos que en cada agosto dan vida a ese hombre inmenso que renace con la cercanía del día 13 del mes que hace 96 años lo trajo al mundo y a la eternidad.

Entre tantos momentos no solo están los que compartí con él en recorridos e intercambios como periodista, conocer de cerca su interés por saber de todo cuanto le rodeaba, preguntar, escuchar con paciencia y argumentar siempre con la verdad, sino también su última visita a la Isla de la Juventud, que entonces ni imaginaba fuera así, el 26 de julio de 1994 y lo ocurrido días después.

Aquel 26, en los tiempos más duros del período especial, el General de Ejército Raúl Castro, entonces Segundo Secretario del Partido, inmortalizó junto a él una convicción que es bandera de su pueblo.

“La permanente enseñanza de Fidel ‒enfatizó Raúl en el lugar en que convirtieron la cárcel en continuidad de lucha y victoria‒ es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios”.

Lo más admirable y conmovedor es que apenas días después ese líder inmortal lo demostraba en plena batalla en el malecón habanero el cinco de agosto del propio año frente a envalentonados contrarrevolucionarios por el engañoso y sucio dinero del imperio.

A pecho descubierto llegó el Máximo Líder al sitio de los disturbios de grupúsculos de apátridas en Malecón y Galiano, donde el pueblo rechazaba las provocaciones alentadas desde
EE. UU. y sin disparar ni un tiro desaparecieron las piedras y los actos vandálicos.

Él estuvo allí con el coraje que asiste a la verdad, como ocurre hoy frente a cada acción enemiga lo mismo en redes virtuales que en los escenarios físicos donde la realidad cubana termina desmintiendo las mentiras y reduciendo a quienes siguen intentando derrocar la Revolución.

Además, nos alertó a no olvidar nunca. En el acto de recordación efectuado el cinco de agosto del año siguiente (en 1995, en La Punta) el Comandante en Jefe expresó: “Todos los años tendremos el deber de recordar la gran victoria del cinco de agosto de 1994 en que el pueblo aplastó la contrarrevolución sin disparar un tiro, porque dice mucho esta fecha, enseña mucho y alienta mucho”.

A puro coraje y verdad continúa cabalgando con su pueblo.

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Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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