Por estos días mucho se ha hablado de la necesidad de acudir al médico ante cualquier sintomatología sugestiva de covid, especialmente ante la elevada contagiosidad de la variante Ómicron y… viene aquí entonces el gran dilema.
Por un lado los nuevos protocolos de acción aún no son de conocimiento general entre la población pinera y tampoco entre algunos cuantos facultativos de los consultorios comunitarios, por otro, la disponibilidad de pruebas de PCR no es todo lo completa que se quisiera y ello obliga a una mayor rigurosidad en su aplicación, mientras, como un tercer elemento de esta problemática, en todos los análisis del Grupo Temporal de Trabajo sigue saliendo como asunto a resolver, la llegada de las personas en estado tardío a los cuerpos de guardia.
Vale entonces pensar y repensar qué estamos haciendo mal, porque resulta evidente que la comunicación está fallando en algún eslabón de la cadena.
Si realizamos una encuesta por los consejos populares más afectados con la pandemia en el territorio no pocas serán las personas que comenten algo similar a esto “fiebre, dolor de cabeza y en las articulaciones, secreción nasal, esos son los síntomas que tenemos en casa pero nos dijeron que nos aisláramos por siete días en el hogar sin hacernos test de ningún tipo”.
Y ojo, estas palabras no las invento yo, son el extracto de las opiniones de muchos pobladores que ante la duda, han resuelto lo que esperan que sea solo un catarro a base de cocimientos y paracetamol.
No es menos cierto que con los constantes cambios de tiempo las
enfermedades respiratorias y las alergias “se alborotan” pero el descarte de algo más serio debe llevar un buen examen, porque ya está demostrado que la covid se puede confundir con padecimientos más comunes.
Peor aún llega a ser el panorama si algunas de estas personas es una de esas “indispensable” en su trabajo, pues en medio de cierre de fin de mes, pocos son los que se arriesgan a faltar al no conocer bien qué tratamiento salarial llevan en esta nueva etapa.
De esta manera y aunque muchos desconozcan que cursaron con la enfermedad, difícil será que logremos bajar el número de casos positivos que a diario se informan, consecuencia en su mayoría de la trasmisión autóctona.
Urge que la población sea más responsable sí, pero también que el trabajo en las unidades de salud sea organizado y cohesionado.
A dos años de pandemia la mayoría estamos agotados, pero ello no puede ser excusa para no ser lo más diligentes posible si es la salud de todos la que está en juego.
A nuestro favor tenemos ya la efectividad de nuestras vacunas, pero el resto del trabajo, la pelea diaria para volver a los cero casos en la Isla, esa depende del accionar colectivo, de lo contrario tendremos por delante un escenario bastante complicado por mucho más tiempo.
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