
Alguna vez ya no será noticia. Alguna vez será parte del número de vacunas que todos los cubanos recibimos en los primeros años de vida, aunque esto debiera ser noticia permanente.
El proceso perfecto de este ensayo comenzó hace días, cuando di mi consentimiento. Continuó ayer en mi consultorio médico: decenas de datos recogidos en mi expediente para determinar que soy apta, y hoy para recibir la primera dosis: entrevista, chequeo de temperatura, tensión arterial, frecuencia cardíaca y respiratoria, extracción de sangre y Abdala. Y luego espera de una hora para vigilancia de reacciones, presión y temperatura.
Confieso que sabía mis ojos brillantes y húmedos, entre mis vecinos y mi gente de la Salud. A todos fui agradeciendo en el recorrido por cada espacio del policlínico. Hablamos de esta Patria grande. Hablamos de la canción estrenada ayer por Buena Fe y vi otros ojos húmedos y brillantes.
Ya estoy en mi casa, sabiendo que puse mi hombro (como mi hija Daniela ayer, entre los estudiantes voluntarios de Estomatología). Tengo un número de control, cifra que crece y crece con los cientos de santiagueros que desde ayer somos parte de esta prueba. Puedo haber recibido el candidato a vacuna o el placebo, y ya tengo mi segunda fecha. En cualquiera de los dos casos habré contribuido al estudio de su eficacia, para SALVAR vidas, y de todos modos tendré MI vacuna, HECHA en CUBA, como yo.

Ensayo clínico con el candidato vacunal Abdala. Foto: Facebook/Teresa Melo.

Ensayo clínico con el candidato vacunal Abdala. Foto: Facebook/Teresa Melo.

El candidato vacunal Abdala llega a Santiago de Cuba. Foto: Facebook/Teresa Melo.
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