Sigue de fiesta la confianza

“El desafío para el 2026 no es solo cumplir el plan, sino demostrar que el plan se convierte en cambios visibles en los territorios y en la vida del pueblo”, afirmó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la clausura de la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Redacción digital

En pocas palabras daba la esencia del estilo de trabajo para la nueva etapa que emprende el 2026 que se augura adverso, pero retador; un año para el cual se reafirma la confianza en la capacidad de resistencia y victoria del pueblo cubano, –sin atisbo de rendición en la que presionan los agoreros sumisos al imperio–, y también el principio de Unidad –junto al Partido y la Revolución–, Continuidad –del legado histórico y nuestra obra– y Resistencia Creativa para, en medio de las carencias salir adelante innovando, buscando alternativas, ajustando con lo que se tiene a mano y exigiendo el máximo aprovechamiento de los recursos y respuestas más rápidas, profundas y responsables ante las carencias y complicaciones.

“La clave, sin embargo, –como insistiera el mandatario– está en hacer de cada problema una solución, de cada limitación un motivo para crear y de cada amenaza una razón para unirnos más”.

Por supuesto, que junto al trabajo cotidiano no puede faltar el control sistemático y la activa participación popular que distingue a la sociedad que construimos y más ahora inmersa en el amplio debate del Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía que llama a la aportación consciente de todos, a que cada cubano, desde su puesto de trabajo, sea protagonista de la rectificación, del avance y del constante perfeccionamiento de nuestro socialismo en construcción.

Es cierto que los desafíos y objetivos son tan claros como difíciles en el empeño de ordenar precios y tarifas, enfrentar el caos cambiario, mejorar la relación entre el sector estatal y no estatal, incentivar la producción y proteger a quienes menos tienen.

Pero como subrayó Díaz-Canel: “Todo esto será perfeccionado con los debates que están teniendo lugar en la base en estos momentos”.

Es la confianza que está de fiesta en este diciembre de un año adverso, pero también de trabajo y creación, vestido con el
he­roísmo de quienes a finales de 1958 libraron las batallas que condujeron al enero victorioso.

Fidel, ese corazón y pensamiento palpitantes que nos conduce siempre a superar obstáculos, a enfrentar retos y alcanzar nuevos logros, es también una de las razones para celebrar, mejorar la enorme obra creada juntos.

Un plan de ofensiva y reajuste profundo se llamó con razón en el Parlamento al de la Economía para el 2026 que hará frente a la compleja situación del país y a los riesgos y amenazas que también se ciernen sobre la región latinoamericana y caribeña.

Como reconoció el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, al presentar la propuesta “…este no es el plan deseado, sino el posible en las condiciones actuales, es un plan mínimo” que requiere movilizar todas las reservas productivas del país y obliga a no proyectar mayores gastos que los ingresos generados por la economía.

En el ultramarino municipio especial siguen sumándose los ejemplos de ese accionar con remodelaciones e inversiones logradas por el esfuerzo extra de las entidades y los ajustes en un “escenario de economía de guerra” que lejos de desmovilizar a los trabajadores, los compulsa a hacer más.

Las obras reinauguradas en los últimos días para el bienestar del pueblo así lo demuestran, por eso devienen jornadas de reconocimiento al esfuerzo de varias entidades y de homenajes a los héroes y mártires que hicieron posible el sueño colectivo, que continúa tejiéndose entre todos.

Que en ese complejo escenario, caracterizado por presiones inflacionarias, limitaciones energéticas, crecimiento de las demandas de protección social, la urgencia de estimular la producción nacional y las exportaciones, así como el impacto sostenido del bloqueo, las nuevas metas presupuestarias del 2026 prevean crecer y destinar alrededor del 70 por ciento de los gastos a sostener los servicios públicos universales y gratuitos, como la salud, la educación, la cultura, el deporte, la asistencia y la seguridad social, dice mucho de la voluntad de una invariable política en favor del pueblo.

Solo a núcleos familiares y personas en situación de vulnerabilidad se reservan cerca de seis millones de pesos para el Programa de Asistencia Social, mientras, la Seguridad Social dispone de
80 526 millones para prestaciones a más de un millón 840 000 pensionados.

Más que elocuente es el carácter humanista del Presupuesto del Estado para la nueva etapa en que se prevé fortalecer la gestión y el control fiscal, con énfasis en la disciplina financiera, la rendición de cuentas, y la participación activa de los colectivos laborales en la evaluación y ejecución de lo asignado, como parte de la responsabilidad asumida con la población.

A pesar de las adversidades, late la sensibilidad y sigue de fiesta la confianza que contrasta con la incertidumbre mundial que despide al 2025.

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Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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