Desde familias y colectivos defiende Cuba los Derechos Humanos para todos como algo cotidiano, que no limita a juristas, ni confunden las farsas.

Para los cubanos el Día Internacional de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, está muy claro, es cada jornada en que honramos el derecho a la vida, a la libertad y la seguridad de las personas, a la tranquilidad ciudadana, a la paz, a la gratuidad de la Educación, el acceso pleno a la Asistencia Médica sin costo alguno y el bienestar de la persona y su familia, así como el derecho a la Seguridad Social, entre otros muchos, hoy violados en Estados Unidos y otras naciones.
También en países bajo su tutela, pisotea el imperio obligaciones que dice defender con pretextos que van desde la lucha contra el narcotráfico que encabeza ese gobierno, como ocurre contra Venezuela, y criminales medidas al estilo de las impuestas a los cubanos.
Como reconociera hace unos días la relatora especial del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Alena Douhan, las sanciones de EEUU a Cuba causan un impacto negativo en todos los aspectos de la vida del país y deben levantarse.
Así exigió en visita a nuestra nación sobre las repercusiones de esas acciones coercitivas que impiden el disfrute de los derechos humanos y calificó esa como “la política de sanciones unilaterales más prolongada en las relaciones exteriores estadounidenses”, en “más de 60 años”, agudizadas con su alcance a terceros actores, que limitan la capacidad del gobierno y la ciudadanía de hacer planes a largo plazo y asfixian…
Son verdades innegables que echan por tierra las mentiras con las que culpan desde el norte las carencias acumuladas en este país donde, sin embargo, de manera natural podemos celebrar, honrar y exigir obligaciones que son orgullo del pueblo no solo cada 10 de diciembre, proclamado internacionalmente de 1948 como Día de los Derechos Humanos, sino también durante todo el año con limitaciones innegables, pero con dignidad que enaltece y reafirma.
Esta semana, por ejemplo, fueron recibidos y agasajados los integrantes de la brigada de la división territorial de Telecomunicaciones (Etecsa) luego de apoyar otro de los más nobles derechos, de ofrecer solidaridad a los afectados por el huracán Melissa en el oriente cubano, e incluso recibirla por sus pobladores agradecidos, entre otras muestras de generosidad.
Abundan en Internet mentiras y ofensas que están lejos de la realidad, como tergiversan en este territorio afectado por primera vez por el chikungunya, y mientras aquí unen fuerzas para elevar la percepción de riesgo y apoyar las pesquisas para detectar febriles y descartar posibles arbovirosis, desde afuera atemorizan y denigran desvelos locales.
Son algunos ejemplos de cómo criminalizan al gobierno del pueblo y tildan de terroristas a quienes somos paradigma del humanismo y la paz.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada hace 77 años, no solo es uno de los documentos más torcidos por Estados Unidos, sino también letra muerta en países por la desigualdad y el odio del capitalismo, mientras el imperio manipula verdades que bien conocemos.
