Trump firma la desclasificación de archivos Epstein bajo presión bipartidista

Foto: EFE.

El caso Epstein —uno de los escándalos más oscuros, prolongados y transversalmente encubiertos de la élite política y económica estadounidense— vuelve a sacudir a Washington.

Aunque Donald Trump firmó este miércoles la ley que ordena al Departamento de Justicia divulgar los archivos del caso, distintas voces advierten que el encubrimiento podría continuar pese al histórico voto bipartidista en el Congreso para que el Departamento de Justicia difunda los documentos.

Trump celebró la firma asegurando que él “no tiene nada que ocultar” y que los documentos “revelarán la verdad sobre los demócratas”, intentando presentar la decisión como un acto de transparencia. Sin embargo, críticos y especialistas recuerdan que el propio inquilino de la Casa Blanca bloqueó durante meses la liberación de la información, y que —si hubiera querido transparencia real— podía haber ordenado la divulgación desde el primer día de su presidencia sin requerir al Congreso. Su giro de última hora ocurrió únicamente cuando la aprobación legislativa resultaba inevitable.

Aunque la procuradora general, Pam Bondi, prometió que el Departamento de Justicia divulgará en 30 días los materiales relacionados con Epstein, también reconoció que la ley incluye excepciones que permitirán retener documentos. Entre ellas: archivos vinculados a investigaciones criminales en curso y materiales cuya publicación pueda afectar la privacidad de víctimas o terceros.

Para legisladores demócratas y expertos en justicia, esas excepciones podrían ser utilizadas para prolongar el ocultamiento que ya lleva tres décadas. El senador Peter Welch fue tajante: “Sería muy ingenuo pensar que Trump realmente ha cambiado; no quiere que la información salga.”

Hasta ahora se conocen unos 53.000 documentos, pero se estima que más de 100.000 permanecen ocultos bajo control del Departamento de Justicia.

La indignación de las víctimas ha reavivado el debate sobre lo que varias de ellas consideran “una traición institucional” de ambos partidos. Annie Farmer, una de las sobrevivientes más vocales, recordó que el caso pasó por cinco presidentes —Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama, Trump y Joe Biden— sin que ninguno permitiera la divulgación plena de los archivos ni una investigación real de los cómplices.

Farmer relató que el FBI ignoró denuncias desde 1996, que nunca recibió respuesta bajo Administraciones demócratas ni republicanas y que la muerte de Epstein en 2019 —calificada oficialmente como suicidio— dejó sin rendición de cuentas a la red de colaboradores que durante años explotó sexualmente a menores de edad.

“Treinta años después, el Gobierno sigue sin optar por la transparencia”, denunció Farmer antes de la votación. “No es un tema de unos cuantos demócratas corruptos o unos cuantos republicanos corruptos: es un sistema entero protegiéndose a sí mismo.”

Tras resistirse durante meses, Trump cambió de postura cuando comprendió que su propio partido votaría a favor de la divulgación. El presidente pasó de llamar al caso “un hoax” (engaño, estafa) a proclamar que la publicación de los archivos “expondrá a los demócratas”.

Sin embargo, observadores señalan que Trump ordenó simultáneamente a la procuradora Bondi abrir investigaciones específicas contra figuras demócratas, una maniobra que podría permitir al Departamento de Justicia retener documentos bajo el pretexto de que forman parte de nuevas pesquisas.

A pesar de su narrativa antidemócrata, lo cierto es que el nombre de Trump aparece más que ningún otro en los correos electrónicos ya divulgados, y que él mismo reconoció haber tenido una relación cercana con Epstein antes de su “distanciamiento”.

Si finalmente se divulga el archivo completo, se espera que surjan más nombres vinculados a Epstein: Bill Gates, el expríncipe británico Andrés, ex primeros ministros israelíes como Ehud Barak, Steve Bannon y Lawrence Summers, entre otros.

Documentos previos ya han revelado conexiones no solo políticas y financieras, sino también académicas. Pero más allá de la lista de nombres, lo que preocupa a las organizaciones de víctimas es que la red de protección institucional permaneció activa durante décadas, permitiendo que Epstein continuara cometiendo abusos sexuales mientras políticos, magnates y académicos de primer nivel evitaban toda responsabilidad.

La Casa Blanca asegura que ahora sí comenzará un proceso de transparencia, pero defensores de derechos humanos, legisladores y sobrevivientes temen lo contrario. La presión crece para que la divulgación sea total, sin excepciones utilizadas como coartada para proteger a altos funcionarios de ambos partidos.

El hermano de la fallecida Virginia Giuffre, Sky Roberts, celebró la firma, pero lanzó un mensaje contundente: “No nos detendremos hasta que toda la verdad salga.”

La firma de Trump constituye un triunfo parcial para las víctimas, pero la duda persiste: ¿es el comienzo de la verdad o simplemente la transición hacia otro capítulo del encubrimiento más prolongado y vergonzoso en la historia política reciente de Estados Unidos?

(Tomado de Telesur)

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