
Después de meses intentando bloquear su difusión, finalmente este martes todos los legisladores republicanos de la Cámara de Representantes, menos uno, se han unido a los demócratas en la votación que busca forzar al departamento de Justicia de Estados Unidos a publicar todos los expedientes de la investigación relacionada con el pedófilo Jeffrey Epstein, fallecido en el 2019 en prisión.
El cambio de criterio ha llegado después de un giro radical en la posición del presidente Donald Trump, que dijo el domingo que sus filas deberían votar a favor porque no tiene “nada que esconder”, a pesar de que su nombre aparece en cientos de correos publicados la semana pasada por el Congreso, incluidos tres que parecen demostrar que conocía la trama de violación y tráfico de menores del financiero.
Los familiares de las víctimas han aplaudido cuando se ha leído el resultado final, que ha sido casi unánime: 427 votos a favor y un único en contra, el del republicano Clay Higgins, de Luisiana, que considera que la publicación de los documentos “herirá a gente inocente”. Trump ha dicho que, en caso de que la medida sea aprobada también por el Senado, la firmará en cuanto llegue a su mesa en el despacho oval de la Casa Blanca.
A las puertas del Capitolio, horas antes de la votación, varias víctimas han comparecido para pedir a sus representantes y al presidente que “dejen de hacer política” con sus violaciones. El hermano de Virginia Giuffre, una de las víctimas más conocidas, que se suicidó en abril tras sobrevivir a un atropello, ha pedido a los políticos “justicia, rendición de cuentas y apoyo a las supervivientes” de Epstein.
Ya en sede parlamentaria, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, que se negó durante meses a esta votación y mantuvo la cámara en receso durante 54 días, ha defendido su cambio de opinión alegando que “todos los republicanos quieren dejar constancia de su máxima transparencia”. Sin embargo, ha avanzado que los republicanos del Senado podrían introducir enmiendas, pues les preocupa que no contenga provisiones para “proteger la identidad de las víctimas”.
El demócrata Jamie Raskin, que ha liderado el debate en el pleno, ha recordado que los conservadores han tratado de “encubrir” la red de tráfico sexual y, a gritos, ha dicho: “¡Queremos que salga toda la verdad a la luz!”, añadiendo que “ni siquiera la monarquía británica toleraría esto”, en alusión a las consecuencias que ha tenido para el príncipe Andrés de Inglaterra su aparición en los papeles de Epstein.
Trump prometió durante la campaña electoral total transparencia con este asunto, un escándalo que lleva persiguiéndolo gran parte de su década en política. Pero, cuando alcanzó el poder, tan solo hizo pública una primera tanda de documentos que no incluyeron ninguna revelación novedosa. Después, miró hacia otro lado cada vez que se le preguntó por la publicación de los archivos restantes.
El ‘speaker’ Johnson avanza que el Senado podría presentar enmiendas porque el proyecto de ley no protege “la identidad de las víctimas”
La Comisión de Supervisión del Congreso, bipartidista pero liderada por los republicanos, retomó el esfuerzo y ha difundido en los últimos meses miles de páginas recibidas de los herederos de Epstein. En septiembre, salió a la luz una carta que envió Trump al proxeneta en el 2003, por su 50º aniversario, en la que se observa la silueta de una mujer desnuda acompañada de una dedicatoria subida de tono y con la firma del republicano representando su vello púbico. En la nota, Trump expone una conversación ficticia entre él y Epstein, en la que ambos se jactan de que “hay algo más en la vida que tenerlo todo”, aseguran que tienen “cosas en común” y que “los enigmas nunca envejecen”, y concluye con un sospechoso “y que cada día sea un nuevo y maravilloso secreto”.
En la última serie de documentos publicados por la Comisión de Supervisión, unas 23.000 páginas, tres hilos de correos de Epstein llamaron la atención de los demócratas. En uno, enviado a su colaboradora Ghislaine Maxwell, condenada a 20 años de prisión por facilitar y participar en la trama de menores, el financiero aseguró que Trump “pasó horas” en su casa con una de las víctimas. En los otros dos, en conversaciones con el periodista Michael Wolff, Epstein afirma que el mandatario “sabía lo de las chicas” a las que abusó durante años, y reflexiona sobre cómo usar la información que tiene sobre Trump como “moneda política”.
Su difusión provocó un torrente de publicaciones en los medios de comunicación y críticas al presidente, así como llamados públicos, también entre los republicanos, a sacar a la luz todos los documentos del caso. Acorralado, Trump pasó de decir que no valía la pena porque “a nadie le importa” a tratar de capitalizar de nuevo el clamor social y político. Dijo que los nuevos documentos publicados demostraban que Epstein era un “demócrata” y que, en realidad, quien debía temer la difusión de sus archivos eran sus adversarios políticos.
Primero pidió a su departamento de Justicia, liderado por la fiscal general Pam Bondi, que investigara la “implicación y relación” de Epstein con el expresidente Bill Clinton, el donante demócrata y fundador de LinkedIn Reid Hoffman, el exrector de Harvard y miembro del gabinete de Barack Obama Larry Summers, así como “muchas otras personas e instituciones, para determinar qué estaba pasando entre ellos y él”.
Después, instó a los republicanos a votar a favor de difundir los documentos, a pesar de que, si realmente quisiera que fuesen públicos, los podría haber difundido él sin necesidad de que el Congreso lo obligara. A través de su plataforma, Truth Social, dijo que “es tiempo de salir adelante de este engaño demócrata perpetrado por lunáticos de izquierda radical para distraer del gran éxito del Partido Republicano”.
Y aprovechó para lanzar un dardo a los miembros de su partido que firmaron la propuesta de votación, como su antigua aliada Marjorie Taylor Greeene, a quien tachó de “traidora”. “Algunos miembros del Partido Republicano están siendo ‘usados’, y nosotros no podemos permitirlo. Empecemos a hablar de los logros récord del Partido Republicano, y no caigamos en la ‘TRAMPA’ de Epstein”, dijo, alegando que “a nadie le importaba Epstein cuando estaba vivo” y, si los demócratas tuviesen algo, lo hubiesen difundo tras la “avasalladora victoria” electoral de 2024.
En una publicación dirigida a Trump, el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, escribió: “Hagámoslo más fácil. Simplemente publique los archivos ahora”. El presidente tiene la autoridad para hacerlo, como hizo con los documentos en posesión del gobierno sobre los asesinatos de Martin Luther King y John F. Kennedy.
La votación de este proyecto de ley ha sido posible gracias a una táctica procesal del Congreso conocida como petición de descarga, que permite eludir el liderazgo de la Cámara y obligar a votar un proyecto de ley. El presidente de la cámara baja, el republicano Mike Johnson, hizo todo lo posible para evitar su votación, pero finalmente la mayoría de los 435 representantes firmaron la propuesta. Tras el cambio de opinión de Trump, la mayoría de republicanos se han unido a los que inicialmente fueron considerados díscolos y traidores.
Los congresistas que lideraron la propuesta, el demócrata Ro Khanna y el republicano Thomas Massie, dijeron que esperan que el proyecto de ley de Transparencia de los Archivos de Epstein se apruebe “rápidamente” también en el Senado, por lo que antes de que termine este mes podría llegar a la mesa de Trump. Si finalmente se publican todos los documentos, se espera que salgan a la luz secretos de figuras públicas, más allá de Trump, que compartieron amistad y presuntamente delitos con el pederasta.
(Con información de La Vanguardia)
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