El regreso al horario normal al iniciar el mes de noviembre, coincidiendo con los países del hemisferio Norte, implica no solo que los días amanezcan y anochezcan más temprano o pueda aprovecharse mejor las mañanas.

Cuando amaneció el lunes cuatro, muchos no tuvimos que retrasar el reloj en la noche del domingo; pero supimos la nueva hora en el teléfono móvil que tiene incorporado automáticamente el cambio.
Si bien las temperaturas más frescas que se esperan para el invierno contribuirán a reducir el consumo, el horario normal obligará a mayor esfuerzo para el mejor aprovechamiento de la electricidad.
El mayor empleo de la luz artificial obliga a redoblar el ahorro de energía ante el posible crecimiento de la demanda de electricidad en el llamado Pico Eléctrico, que ocurre entre seis y nueve p.m.
Ahora oscurece temprano, mientras transcurre la cocción de alimentos en hogares, en ese intervalo de tiempo; de ahí que el mayor uso de equipos electrodomésticos y de la luz utilizando la energía eléctrica, eleva la demanda, la cual compite en la Isla de la Juventud con la baja oferta de electricidad en la generación hoy, en que ha estado inestable por problemas con piezas que ya llegaron al territorio y permiten la esperada reparación en jornadas intensivas en esa empresa.
Pero mientras transcurren esas labores, los linieros de la entidad se suman a la recuperación de la zona oriental del país, muy afectada por el huracán Melissa y prosiguen los pineros sus días marcadas también por la solidaridad en favor de los damnificados con donativos enviados desde hogares y colectivos.
Mas, no es solo cuestión del almanaque haber atrasado una hora el reloj, como mismo lo es esa solidaridad que marca esta hora para los cubanos, con los necesitados de otros territorios, muy dañados por el reciente fenómeno natural, pero bendecidos con la dicha de no haber sufrido ni una pérdida de vida humana, en contraste con otras naciones del Caribe, como Haití y Jamaica, con decenas de personas muertas que hubieran salvado con la evacuación antes o la ayuda posterior.
Un verdadero privilegio ha sido remontar el onceno mes del año con semejante gozo y más en un mundo azotado por tormentas y la más severa desatención a la población por sus salvajes sistemas capitalistas.
En eso reflexionaba en uno de estos tempranos amaneceres que convidan a meditar, y pensaba que ese espíritu solidario que aflora en circunstancias extremas con los de lugares más distantes, es el que necesitamos energizar más entre nosotros, con acciones de ahorro por el bienestar de todos para disminuir gastos de electricidad y petróleo.
Elevar la responsabilidad de la familia en el uso racional de la energía y hacer cotidianas prácticas como ver la televisión con escasa iluminación, apagar el ventilador al salir de la habitación u oficina, abrir lo menos posible el refrigerador y evitar encender en el horario pico turbinas y otros equipos, no son meras exigencias de una campaña, sino urgencias a compartir en casa para evitar sobreconsumos.
Recordemos que los compresores sobrecargados trabajando a máxima capacidad, saturan la red eléctrica y pueden resultar en desconexiones.
De igual forma, encender tarde equipos de climatización, preferiblemente luego del horario pico, así como ajustar la temperatura a 24 grados Celsius y pasarlo a la posición de ventilador al sentir frío, son otros hábitos muy útiles con que también expresamos hermandad y el compromiso con la colectividad donde vivimos o laboramos.
Me place escuchar a vecinos recordar el horario para la desconexión programada, así como experiencias de cómo enfrentan en hogares las carencias con combustibles o aplican otras medidas de eficiencia.
La obligación es de todos los sectores, desde el residencial -con el mayor consumo y potencialidades para reducirlo- y el estatal, hasta el privado con más de 4 mil 130 nuevos actores económicos.
Este último, con sus trabajadores por cuenta propia y mipymes, hoy confecciona en los establecimientos sus planes de consumo eléctrico como punto de partida para disminuirlo a partir de la autoevaluación, el control sistemático por inspectores y demás acciones preventivas, que contribuirán, además, a eliminar o reducir violaciones diversas.
Tales infracciones además de provocar averías en el servicio energético cuando se sobrecarga este, muestran insensibilidad ajena al compromiso social que reclama este tiempo difícil y bloqueado, que solo puede salvar la unidad crecida en el pensar en los demás, en la hermandad, el trabajo comprometido y el sentido de pertenencia en el hogar, el barrio y Cuba.
También en el ahorro el llamado es a energizar la solidaridad y la lucha contra violaciones que dilapidan electricidad y combustible.
