FOTOS: Yuniesky La Rosa y cortesía de la entrevistada
La familia del arbitraje en la Isla de la Juventud, en específico en el fútbol, ya puede presumir de contar en sus filas con su primer árbitro femenina nacional, categorizada en el curso Fifa para árbitros de élite impartido recientemente en La Habana, auspiciado por la Asociación de Fútbol de Cuba.
Emilia María considera que las faltas y las manos dentro del área penal son las jugadas más difíciles de arbitrar
Durante el curso Fifa para árbitros de élite impartido en la capital cubana
Se trata de Emilia María Mangana Clavelo, joven doctora en Estomatología que acumula cuatro años ejerciendo esa noble profesión, pero que no deja escapar su sueño de convertirse en árbitro internacional, mientras que con este trascendental paso refuerza el empoderamiento, la tenacidad y capacidad de superación de la mujer cubana.
Según nos cuenta, su incursión en el universo del deporte empezó a los 17 años cuando cursaba el preuniversitario y fue seleccionada por los profesores de Educación Física junto a otras muchachitas para integrar un equipo femenino que participaría por primera vez en una competencia nacional.
“Tuvimos un entrenamiento previo –rememoró–, participamos en el evento, luego se conformó una preselección en la cual escogieron a dos jugadoras de la Isla y empezamos en el equipo de Artemisa, eso duró cuatro años.
“Más adelante tuve que escoger entre el estudio y el deporte, no podía continuar en ambas; finalmente me decidí por estudiar, me gradué y ahora decidí retomarlo. El asesor de la Isla, Humberto Iglesias, y el árbitro Maikel me convencieron de que la carrera del imparcial es más longeva que la del deportista y decidí probar”.
No obstante, la joven réferi aclaró que cuando a alguien le gusta el deporte no le atrae ser juez, prefiere jugar, estar ahí y ganar con su equipo.
“Al principio el arbitraje no me llamó mucho la atención –reconoció–, sin embargo, poco a poco me fue gustando al punto de que hoy si lo hubiese sabido antes, hubiera escogido el arbitraje antes de jugar”.
Destacó que dicha profesión requiere de mantener un equilibrio físico y mental. “Lleva un entrenamiento físico intenso, incluso más fuerte que el de los propios atletas. En cuanto al conocimiento de las reglas hay que estar actualizado todo el tiempo, dominar términos técnicos, posicionamientos, movimientos.
“Después de prepararnos aquí empecé a participar en las competencias, en este caso en el campeonato provincial pinero. Comenzamos a viajar con el escolar femenino, trabajamos en esos partidos y en el primero lo hice como árbitro asistente; pero es el asesor de Artemisa, quien me abre las puertas al mundo de ser réferi. Habló con la jefa de reglas y arbitraje nacional para que me dieran la oportunidad de trabajar en más desafíos, teniendo en cuenta que a los de la Isla los convocan poco debido al fatalismo geográfico y las dificultades con la transportación.
“Gracias a eso me permitieron arbitrar como réferi en el escolar femenino en los encuentros Isla versus Pinar del Río, e Isla contra Artemisa. Más adelante se extendió la propuesta al masculino en el nacional juvenil en los choques Isla de la Juventud-La Habana e Isla de la Juventud-Artemisa, ya como réferi, pues el árbitro, sea mujer u hombre, tiene que trabajar en cualquier categoría”.
Emilia María continuó su progresión escalando por los diferentes niveles hasta que llegó la oportunidad del partido de la primera categoría Matanzas-Mayabeque en tierras yumurinas.
En un partido del campeonato provincial masculino de la primera categoría de La Habana
La joven pinera fue incluida en el proyecto de árbitros en proyección vísperas de la Copa Mundial 2026. Dicha distinción le permitió participar en el curso Fifa para árbitros de élite donde se categorizó como árbitro nacional.
“Tengo algunos partidos asignados en La Habana que se mantiene en competencia durante todo el año en diferentes categorías, instituciones, eso me ayudará a continuar superándome”.
Sobre la preparación señaló que la parte física la ejecuta de manera individual, acudiendo al gimnasio, pues debe regirse por un protocolo de pruebas físicas a nivel mundial cuya exigencia es bastante elevada.
Lista para trabajar en el desafío Matanzas-Mayabeque de la primera categoría
“Son las mismas pruebas para Cuba y para el resto del orbe, en mi caso no estoy adaptada a ese rigor de entrenamiento. No es igual arbitrar en un choque amistoso que en un certamen de alta categoría. La actualización de las reglas es cada año, para eso están estos cursos, aunque también se puede hacer de forma individual o con el asesor, encargado de replicar las actualizaciones tanto a los árbitros como a los entrenadores para que también conozcan el funcionamiento de las reglas.
“Es necesario mantener el equilibrio con buen comportamiento en el terreno, pues no puedes dominar y controlar el partido si físicamente no logras resistir los 90 minutos o el tiempo que dure el juego según la categoría; pueden ser 70 minutos en las escolares u 80 en el juvenil. Hay que llevarlo todo, esas son las características del árbitro moderno que va evolucionando y debe tener altas expectativas, saber comportarse en la cancha, tener conocimientos de las reglas y tácticos para poder tomar la decisión correcta”.
Ver a las damas impartir justicia es habitual en el deporte, sin embargo aún persisten muestras de resistencia. Así lo cuenta Emilia María.
“Cuando el réferi es hombre es completamente diferente porque es a lo que están adaptados, si es mujer el primer comentario es ‘no sabe, se nos va a complicar esto, va a tomar malas decisiones, por qué nos tenía que tocar hoy una mujer, la podían haber dejado en la línea que es más sencillo…’, sin embargo, en los desafíos realizados en la Isla los entrenadores antes de comenzar alertan a sus jugadores para que prime el respeto, no haya malas contestas y hasta ahora la experiencia ha sido maravillosa.
“Los jugadores han mostrado respeto, educación, tacto, se han comportado como caballeros de la mejor manera aceptando las decisiones. He notado, incluso, que son más respetuosos cuando trabaja una mujer por el centro que cuando pita un hombre.
“Muy diferente es fuera del territorio porque el público te grita, abuchean todas las decisiones en contra de su equipo, quieren dirigir el juego desde la grada, saben que eres de la Isla y te dicen que en el Presidio Modelo eso no se silba así, que vamos a hacer las cosas a favor de la Isla, ese tipo de cosas. Al final el réferi es el malo, a pesar de ser quien controla el partido, no permite que los jugadores se peleen y mantiene el equilibrio entre ellos”.
El fútbol por sus características constituye una de las disciplinas que más polémicas genera con las decisiones arbitrales. Sobre todo a la hora de señalar las jugadas –manos y faltas– dentro del área del portero que aun cuando en muchas ligas del mundo se instaló el sistema VAR (Video AssistantReferee) todavía no existe unanimidad al respecto.
“Las faltas y manos dentro del área son las más difíciles de arbitrar. En el escolar femenino las niñas tocan con frecuencia la pelota con las manos, muchas veces de forma inconsciente al no llegarle con el pie, también se cometen innumerables faltas por el descontrol con que se juega en esa categoría.
“Hay que aplicar el entendimiento del fútbol de que a veces la mano no fue voluntaria y es complicado cuando es en el área penal porque al final un tiro penal es una ocasión clara de gol que beneficia a un equipo determinado y puede significar el empate o la victoria.
La joven imparcial pinera dio sus primeros pasos como árbitro asistente
“Aquí se dio una jugada en un encuentro entre la Isla y La Habana, el jugador se iba solo contra la portería, a eso se le llama jugada de dogso, tenía buena dirección, control total del balón y el defensa lo bajó. Es difícil decidir si lo vamos a dejar jugar o detenemos el partido para expulsarlo con tarjeta roja porque estamos en la Isla y las decisiones se toman en segundos.
“Todo lo que se refiera al área penal siempre va a ser una decisión complicada porque concedes jugada de dogso o quitas la ventaja, ya sean faltas tácticas, con uso excesivo de la fuerza, evidente o no”.
Llevar a la par la profesión de doctora en Estomatología y ser árbitro de fútbol no es tarea fácil, más si le sumamos las complicaciones diarias que impone la vida actual.
“Hasta ahora he contado con el apoyo de mi centro laboral, se han mostrado de la manera más comprensible posible, no me han puesto limitantes; en época de competiciones juveniles, escolares o nacionales nos otorgan licencia deportiva para participar y hasta la fecha me han sido aprobadas.
“Entonces me centro en el quehacer diario, trabajar de 8:00 a.m. a 4:00 o 5:00 p.m., llego a la casa, voy al gimnasio y luego corro. Siempre que tenga chance, ya sea en horario de almuerzo, estudio.
“Cuando llego pasadas las 8:00 p.m. o llueve y no puedo ejercitarme físicamente trato de leer, ver jugadas por el teléfono a través de los videos que suben a las redes sociales, Facebook, Instagram o Youtube, para entrenar el ojo y estar preparada para ese tipo de desenlaces. Es difícil, pero la disciplina y organización hacen posible llevar ambas profesiones”.
Siendo tan joven está claro que la colman las expectativas. Muchas aspiraciones marcadas en el horizonte que gracias al curso hoy se vislumbran más cercanas.
“Por supuesto que aspiro a convertirme en árbitro Fifa y participar como réferi de la Isla en una justa internacional. Uno de los requisitos es tener más de 25 años, además de aprobar las pruebas teóricas y físicas, y yo estoy en edad”.