
Ernest Hemingway encontró en Cuba mucho más que un simple refugio; halló un espacio de inspiración y una conexión vital que marcaría sus años finales y dejaría una profunda huella cultural en la Isla. Su relación con el país caribeño trascendió lo meramente circunstancial: vivió aquí por más de dos décadas, escribió algunas de sus obras más célebres, y estableció vínculos genuinos con el pueblo cubano. La Finca Vigía, su residencia en las afueras de La Habana, permanece hoy como un testimonio vivo de ese lazo entrañable.
El XX Coloquio Internacional Ernest Hemingway, que abre sus puertas hoy y se extenderá hasta el próximo 28 de junio, es una prueba palpable de la vigencia del escritor estadounidense en Cuba. Este evento anual congrega a estudiosos y admiradores de todo el mundo para profundizar en la vida y obra del autor, así como para reflexionar sobre su influencia cultural y literaria. La jornada inaugural, celebrada en el Edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes, ha incluido conferencias sobre el jazz en la colección Hemingway y la impronta de La Habana en su literatura.
La presente edición del Coloquio ha organizado la presentación de 19 ponencias, entre ellas 11 de investigadores cubanos y ocho provenientes de Japón, Argentina, Canadá y Estados Unidos, lo que subraya el interés internacional que despierta Hemingway. Los participantes no solo abordan sus textos más conocidos, sino también el impacto del escritor en el turismo literario y la proyección de su figura en la cultura popular contemporánea.
Como parte del programa, los asistentes rendirán homenaje al Nobel de Literatura con una ofrenda floral en el Monumento a Ernest Hemingway, en Cojímar, localidad donde forjó entrañables amistades y donde permanece viva la memoria de sus jornadas de pesca. La visita al restaurante Las Terrazas y al Proyecto Comunitario de Pintura Mural en la misma zona refuerza el diálogo entre la historia y la comunidad que aún conserva el orgullo de haber acogido al célebre autor.
Este Coloquio también reviste un carácter conmemorativo, al recordar los aniversarios 90 y 85 de la publicación de Las verdes colinas de África y Por quién doblan las campanas, respectivamente. Asimismo, rememora los 65 años de la finalización de París era una fiesta y del histórico encuentro entre Hemingway y Fidel Castro, ocurrido en La Habana en 1960, una imagen que se ha convertido en símbolo del aprecio mutuo entre el escritor y la nación cubana.
El legado de Hemingway sigue latiendo con fuerza en Cuba. Más allá de sus libros y de los espacios físicos que lo evocan, persiste como un puente cultural que trasciende generaciones y fronteras. Este Coloquio, como cada año, reafirma que Hemingway no solo escribió sobre Cuba, sino que vivió profundamente su esencia, y que Cuba, a su vez, lo conserva como parte entrañable de su historia.
Con información de Prensa Latina
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