Máximo Gómez Báez, aquel maestro de estrategas de las guerras independentistas cubanas, uno de los más grandes militares del continente y quien rechazó hasta el fin de su vida a la ocupación imperial estadounidense, sigue librando combates a 120 años de su fallecimiento el 17 de junio de 1905.

A la primera carga al machete en Pinos de Baire, la invasión a Guantánamo, y otras acciones como el Cafetal de Indiana, la Toma de Holguín, la Sacra, Palo Seco, Naranjo, las Guásimas, Mal Tiempo, Coliseo, Lazo de la Invasión y Calimete, se suman las conquistadas hoy con las nuevas generaciones en tierra pinera al acercarse a su legado.
Los estudiantes y trabajadores de la escuela que lleva su nombre en calle 37, en el consejo popular Micro 70 de Nueva Gerona, dialogaron con él y su historia en un matutino especial donde evocaron sus más importantes momentos entre los cuales figuran cuando fue ascendido por el iniciador de la insurrección Carlos Manuel de Céspedes a Mayor General, o cuando años después José Martí lo nombra General en Jefe del Ejército Libertador, por el ramo de la guerra del Partido Revolucionario Cubano.
La educadora Isabel Duboi Duvergel recordó, además, la audaz invasión de Oriente a Occidente que comandara el Generalísimo y en la cual brilló junto al Titán de Bronce Antonio Maceo como lugarteniente general, entre otras misiones que siguieron relatándose luego en el acto central allí, a cargo de la filial de la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic) al iniciar en homenaje a Máximo Gómez la jornada por el Día del Historiador Cubano, que se celebrará el primero de julio, y extenderá hasta el 31 de ese mes, aniversario del fallecimiento de Eusebio Leal Spengler, presidente de Honor de la Unhic, destaca su presidenta local, Nancy Ramírez Ramos.
En ameno intercambio con los pioneros, los convocó a profundizar en la vida y la obra de quien acompañara a los más importantes líderes independentistas en las gestas anticolonialistas, que fuera dominicano de nacimiento y cubano de corazón, como él expresara y a volver a Gómez, como político y humanista, al hombre ético y fiel que jamás abandonó a su suerte al pueblo por el que luchó.

En las aulas prosiguen conversando, escenificando y cantándole al Generalísimo no solo los más de 200 alumnos de la Máximo Gómez Báez, sino los de otros centros y universidades aquí, en gratitud que más allá del homenaje a 120 años de la temprana muerte en la república intervenida del guerrero que había sobrevivido a cientos de heridas y otros peligros de la guerra, así como diversas contradicciones humanas, la vigencia de un ejemplo que hoy alecciona de humildad junto a su firmeza y valentía.

De tal entereza y honradez llegó a comentar Martí en carta a Carmen Miyares de Mantilla y a sus hijos fechada el 26 de abril de 1895, cerca de Guantánamo al escribir: “He observado muy de cerca en él las dotes de prudencia, sufrimiento y magnanimidad”.
El Generalísimo aún prosigue el combate por la Patria y contra los que intentan borrar la memoria histórica.