
La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño recomienda que los adultos sanos limiten las siestas a 20-30 minutos
Siempre se ha dicho que las siestas ayudan a recargar energías durante un día duro de trabajo. Sin embargo, un nuevo estudio estadounidense reveló que estos descansos breves podrían estar asociados a un mayor riesgo de mortalidad, especialmente en adultos de mediana y avanzada edad.
La investigación, publicada en la revista Sleep y reseñada por Europa Press, analizó los hábitos de siesta de 86.565 participantes, obtenidos del Biobanco del Reino Unido.
Los resultados mostraron que la duración promedio de las siestas era de 0,40 horas al día, distribuidos de la siguiente manera:
34% entre las 9:00 y las 11:00 horas
10% entre las 11:00 y las 13:00 horas
14% entre las 13:00 y las 15:00 horas
19% entre las 15:00 y las 17:00 horas
22% entre las 17:00 y las 19:00 horas
El estudio encontró que las siestas más largas y aquellas realizadas cerca del mediodía o primeras horas de la tarde estaban asociadas con un mayor riesgo de mortalidad.
“Al evaluar los resultados del estudio del sueño, nos sorprendió lo común que era la siesta entre los adultos de mediana y avanzada edad, lo mucho que variaban sus patrones de sueño diurno a lo largo de los días y en qué momento del día dormían”, explicó el autor principal, Chenlu Gao.
“Las personas que dormían más durante el día, tenían patrones irregulares de sueño diurno o dormían más hacia el mediodía y las primeras horas de la tarde corrían mayor riesgo, incluso después de tener en cuenta factores de salud y estilo de vida”, agregó, según Europa Press.
Ante estos hallazgos, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño recomienda que los adultos sanos limiten las siestas a 20-30 minutos, preferiblemente en las primeras horas de la tarde y no cerca del mediodía como muchos acostumbran.
Las siestas de 30 minutos o más pueden provocar aturdimiento al despertar, un efecto conocido como “inercia del sueño”, que en lugar de ayudar, puede dificultar la productividad.
“Curiosamente, los datos que muestran los riesgos asociados a la siesta a mediodía y a primera hora de la tarde contradicen lo que sabemos actualmente sobre la siesta, por lo que podría estar justificada una investigación más exhaustiva sobre este vínculo”, concluyó Gao.
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