Sumario: El Jefe del Destacamento Mirando al Mar de Cocodrilo habla de misiones difíciles pero que salvan vidas con apoyo popular.

Cuando casi todos los de la comunidad costera de Cocodrilo duermen, Jesús Figueredo Amado, conocido por Chuchi, comienza muchas veces su otra faena, en la que junto a varios integrantes del Destacamento Mirando al Mar allí, actúan frente a recalos de drogas, la detección de salidas ilegales o posibles infiltraciones de lanchas extranjeras, así como el enfrentamiento a intentos de violaciones de la flora y la fauna endémicas del apartado sitio.
Él, además de miliciano de Tropas Guardafronteras (TGF) del Ministerio del Interior, e integrante de la fuerza auxiliar de la Policía Nacional Revolucionaria y representante del Jefe de sector en el lugar, hoy está al frente del referido Destacamento, del que forma parte hace muchos años, en esos parajes a unos 100 kilómetros al sur de Nueva Gerona.
“Trabajo en Servicios Comunales del poblado y mantengo su limpieza e higiene, pero en los 54 años que llevo viviendo aquí, también he laborado en la producción agropecuaria del asentamiento, en la pesca, en la Empresa de Flora y Fauna, que contribuye a la protección de la riqueza natural, y otras tareas productivas y sociales, pero sin dejar de cumplir las demás misiones donde me necesite la Revolución como en la vigilancia”, expresa este hombre de pocas palabras, pero incansable en su quehacer.
Sus ojos brillan de júbilo cuando habla de tantos momentos difíciles pero exitosos, como el rescate de personas que intentan abandonar el país en rústicas embarcaciones, que ponen en peligro sus vidas, entre ellas de niños, o el avistamiento de pacas de droga que recalaran en la costa y cuya incautación e incineración impidieron pusieran en riesgo a jóvenes.
“Incontables son las experiencias que llevan el sacrificio de los miembros del Destacamento y colaboradores, incluyendo nuestras familias, recorriendo durante horas el arrecife o navegando día y noche, en la exploración para no dejar que se violen nuestras fronteras”, asegura.
Aclara que las misiones no son solo frente a los frecuentes recalos de drogas en esta zona sur y los delitos asociados a las adicciones, sino también el combate a indisciplinas e ilegalidades diversas, como la pesca indiscriminada y el tráfico de especies de árboles y animales, entre ellos iguanas, jutías, venados, cocodrilos, jicoteas…, que cuidamos.
Pero la compleja labor requiere, además, una cualidad singular: la honestidad que le valoran vecinos y colaboradores, porque a veces se está ante el tráfico de mercancías generadoras de riqueza en el litoral: madera, mariscos, droga, aves y otras con las cuales ha de primar la confianza de informar y frustrar las violaciones, como exige su responsabilidad.
También refiere la “cooperación de otros organismos como la Pesca que facilita embarcaciones en operaciones de búsqueda, al igual que las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior emplean sus drones para la exploración aérea para el rápido avistamiento de los objetivos y perfeccionar nuestra labor”, además de humanizarla, le agrego.
“Así es…”, manifiesta agradecido y aprecia en especial “la colaboración de los pobladores” cuyo apoyo califica de “decisivo para cumplir las misiones que tenemos como fuerza popular que garantiza su propia tranquilidad.
“Ante situaciones que requieran unirnos –añade– el pueblo se suma, apoya, e informa de cualquier movimiento extraño…”.
–Chuchi estamos listos para nuevas tareas, me dicen por teléfono.
“Esa estrecha coordinación la hemos logrado por el trabajo mancomunado de las organizaciones y del delegado del Poder Popular, pendientes siempre de los problemas y de cómo resolver cada situación”, precisa.
De la preparación recibida de Tropas Guardafronteras a esa fuerza de los CDR, afirma que es constante mediante el oficial operativo de TGF, quien se actualiza, orienta y adiestra en las acciones a cumplir, vela por informar de ilegalidades y ejercita para enfrentarlas, como ocurre en la Operación Conjunta CDR-Tropas Guardafronteras, ejercicios preventivos que realizan con la escuela y la población, además de debates educativos.

“¿Cansados en esta tarea?, ¡nunca! Y menos ahora”, responde convencido Chuchi al preguntarle por la ardua labor, e insiste: “No tenemos descanso ni nos importa el día o la noche para actuar e incautar esos paquetes como tampoco lo distante del lugar, las marejadas o el diente de perro para frustrar un alijo de droga…, no hay mayor satisfacción que salvar vidas.
“Nuestro trabajo en esta zona hoy es más necesario y nos obliga a estar más alertas sobre todo por la mayor potencia de las drogas que arriban y que no podemos permitir que lleguen a los muchachos”.
Así medita en reciente tarde este hombre inmerso igualmente en otras tareas por estos días como la preparación de la temporada ciclónica y para la cual la Defensa Civil prevé la evacuación total de la población ante la amenaza de huracanes, menos algunos hombres, entre ellos Jesús, quien, según narra, que quedan allí para la seguridad de viviendas y recursos.
“Este sacrificio lo asumo con responsabilidad también”, confiesa quien dice no tener temor a los retos, entre los cuales está, como reconoce, fortalecer el Destacamento que dirige –uno de los dos del territorio– y rejuvenecerlo.
Quien fuera combatiente de Guardafronteras en su juventud cuando iniciara las donaciones voluntarias de sangre, rememora con orgullo este aporte junto a varios reconocimientos por salvar vidas, sin detenerse en que prosigue esa humana labor en favor de la salud en otro noble frente, como esa primera línea contra las drogas.