Este Día Internacional de los Trabajadores no es uno más. Tiene muchas connotaciones, enseñanzas e inspiraciones especiales.

El origen se remonta a las protestas de 1886 en Chicago, donde miles de trabajadores exigían la jornada laboral de ocho horas, en vez de las de 16 impuestas, en acciones que culminaron en la Masacre de Haymarket, en Chicago, Estados Unidos, el cuatro de mayo de 1886, punto álgido de las protestas que desde el primero de mayo respaldaron a los huelguistas.
El gobierno norteño responsabilizó a los sindicatos, condenó sin pruebas a ocho líderes y ejecutó a cinco, recordados como símbolos de lucha. Tres años después del atropello, en 1889, el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, reunido en París, proclamó el primero de mayo como Día Internacional de los Trabajadores. Desde entonces, millones de personas salen a las calles para evocar esa lucha, exigir mejores condiciones laborales y otros reclamos.
Sin embargo, no pocos medios de prensa al servicio de las patronales distorsionan la fecha, al hablar del día del “trabajo” en lugar del día del trabajador, una sutileza a rectificar en este mundo patas arriba, por lo que se impone recuperar no solo al protagonista, a la clase llamada a sepultar la explotación capitalista, sino también el sentido original de la conmemoración.
En EE. UU., aunque en septiembre es el Día del Trabajo, sobresalen en mayo las protestas de inmigrantes y trabajadores, violentados e ignorados aún más en el gobierno de Donald Trump, donde no pocos forman parte de los 280 millones de obreros carentes de derechos laborales básicos, según registra la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Por eso es jornada de lucha y reflexión, utilizada por movimientos políticos para reivindicar derechos humanos y sociales. Por el contrario, en Cuba revolucionaria constituyen tradición los masivos desfiles convocando a la unidad antimperialista y a la solidaridad, al ahorro y a la eficiencia económica.
En los siglos XX y XXI, los trabajadores siguieron conquistando derechos: sindicalización, seguridad social, jornada laboral digna, entre muchos otros, y enfrentando nuevas formas de sumisión desde la precarización con abusos increíbles, como el trabajo infantil, la discriminación, el atropello de derechos, la colonización cultural en redes digitales y el genocidio imperial contra un pueblo como el que sufrimos los cubanos en la guerra no convencional que se nos hace.
Como afirmaba en un mensaje en la red social X del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Vamos a este #1Mayo con una inspiración especial: se cumplen 25 años de aquel histórico discurso de #Fidel cuando nos convocó a actuar con “sentido del momento histórico”. Marchemos mostrando la fuerza de la UNIDAD. Por nuestra independencia y nuestros sueños de justicia”.
“Marcharemos con la convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”, subraya antes de citar los lemas de la jornada, entre los que está #PorCubaJuntosCreamos.
“25 años después, las palabras de #Fidel resuenan más fuertes: actuar con ‘sentido del momento histórico’ no es un recuerdo, ¡es un mandato! …”, afirma otro cibercombatiente en esa plataforma y multiplican en calles y plazas.
Para todos los tiempos legó el eterno líder aquel concepto de Revolución en que deja claro que no pedimos permiso para cambiar todo lo que deba ser cambiado; que Cuba es símbolo de igualdad y libertad plenas; que pone por delante al ser humano y al empeño de emanciparse por sí misma, con el esfuerzo de su pueblo y afincada en sus valores contra todas las fuerzas dominantes, por poderosas que sean.
El mandato fidelista está relacionado también con otra evocación –e importante frente– de un hecho que hace 80 años marcó un decisivo cambio mundial, la celebración el primero de mayo de 1945 de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, pero cuyo peligroso resurgimiento de sus ideas obliga hoy a redoblar la lucha antifascista y en particular contra los delirios de grandeza del “Führer” Trump.