El sueño de Fonsi de abastecer en el futuro cualquier punto de venta o timbiriche de la Isla de la Juventud con producciones de su minindustria, como revelara al Victoria hace poco tiempo, está cada vez más cerca de cumplirse.

“Espero que cuando alguien llegue a cualquier lugar haya algo de la minindustria”, así lo expresó con determinación el afable productor. Por supuesto, se trata de Idelfonso Silva Pérez, usufructuario de la Empresa Agroforestal del territorio, quien en su finca El Banano, enclavada más allá del asentamiento rural El Tronco, ultima detalles para poner en marcha a través de un proyecto de desarrollo local la minindustria de frutas y vegetales Los Silva.
Siempre es una satisfacción llegar a esos parajes donde se respira aire puro de naturaleza y percibir cómo nuestros héroes de la campiña no escatiman esfuerzos para producir alimentos destinados al pueblo.
A pesar de que restan detalles para echar a andar la minindustria, ya Fonsi y sus hombres permanecen sumergidos en la elaboración de los surtidos que pretenden desarrollar.
Allí los encontramos inmersos en la producción de puré de tomate. Mientras daba indicaciones al resto de los trabajadores, el destacado campesino tuvo la deferencia de actualizarnos al respecto.
“La minindustria se encuentra en fase de terminación, toda la estructura está hecha con el piso, baños, filtro sanitario, luces, solo restan pequeños detalles, en este caso, la instalación del agua que ya ando en la búsqueda de las llaves de paso y el equipamiento que lleva, la despulpadora, molino de martillo, marmitas. Estamos en ese tema, creo que cuando esos equipos estén aquí vamos a producir toneladas de surtidos.
“Actualmente estamos en la producción de pasta de tomate, tenemos cinco hectáreas (ha) de esa fruta aquí y cada dos días hacemos 400 o 500 litros de puré de tomate, que ya está en su punto de maduración. Lo embotellamos y guardamos para cuando lleguen el momento de las etiquetas –mandadas ya a confeccionar– y el permiso comercial empezar a vender.

“Quiero comenzar las ventas aquí en el barrio al cual pertenezco, para que los vecinos de la zona se vayan familiarizando con las producciones. Ahora trabajamos afuera con un fogón de leña, ollas y calderos, aprovechando la disponibilidad de agua en el exterior de la instalación.

“Contamos con mucha producción, luego del tomate vendrá el tamarindo, también tenemos coco; queremos hacer encurtido con pepinillo y después llegará la época del mango”.
Silva Pérez posee un patrimonio de cuatro caballerías, todas cubiertas de frutales y, además, ha sembrado boniato, yuca, ají, frijoles y plátano. Precisó que hace poco plantó tres hectáreas de coco y aspira a completar 50 ha para que la minindustria disponga de esta fruta en aras de procesar el año entero. Con las tres hectáreas recién sembradas ya acumula 12 y reveló que él mismo hace las posturas.
“Vamos a procesar las frutas y los vegetales que tenemos en la finca y al mismo tiempo pensamos comprarles a los campesinos de áreas aledañas marañones, guayaba y cuanto tengan para que todos se sientan felices y el municipio comience a avanzar”.
En relación con la fuerza de trabajo señaló que ahora lo acompañan de diez a 15 trabajadores, a quienes remunera con 500 pesos ($) en la jornada matutina.
“Siempre se quedan laborando por la tarde cuando estamos enchapando o esterilizando las botellas después de que llenamos el puré, esos cobran entre $ 900 y $1 000, en dependencia del tiempo de permanencia.
“Aquí aprovechamos bien la jornada laboral, muchas veces arrancamos a las cuatro de la mañana y en ocasiones son las ocho de la noche y todavía estamos haciendo puré. Cuando la minindustria esté en su apogeo, viendo el nivel de producción que hay, debe llevar entre 15 y 20 trabajadores para esa área; mientras en la finca deberán laborar de diez a 12 hombres”.
Además del amplio establecimiento que conforma la minindustria, habrá otros dos locales destinados, uno a almacenar las frutas que lleguen del campo con el propósito de proporcionarles un tiempo de dos o tres día de maduración, y el otro para guardar los envases vacíos, tanques, botellas, nailon, entre otros recursos.

“Tengo un nivel de botellas, compré chapas vírgenes en la empresa agroindustrial Jesús Montané Oropesa, estoy haciendo gestiones para adquirir tanques y cubetas de 20 litros de capacidad porque la intención es guardar pulpa en una cámara de frío en la universidad de La Demajagua, donde ya hablé para alquilarla.

“Con esta estrategia cuando concluya el tiempo de cosecha de las frutas podemos empezar a sacar la pulpa para envasar y que la población reciba producciones el año entero”.
Fonsi prevé aprovechar cuanto se genere en los procesos productivos de la minindustria, incluidos los desechos sólidos de semillas, cáscara y demás.
“Todo eso lo estamos secando para que no se pierda nada, luego lo vamos a moler con el fin de elaborar pienso para la alimentación de los animales. Construí una nave con una capacidad para 1 000 gallinas ponedoras, lo que nos permitirá incursionar en la producción de huevo para ofertar al pueblo.

“Otro proyecto es hacer aledaña a la minindustria una laguna con vistas a fomentar la cría de peces, encima de ella levantaremos otra nave para la ceba de pollos; los peces se alimentarán del estiércol de las aves y de esta manera estableceremos como un circuito cerrado, todo viene del campo y se aprovecha; nada se perderá”.
Pues ya usted ve, a punto de caramelo la minindustria de Fonsi, con la cual se aspira abastecer cada rincón donde exista una pesa para comercializar producciones y que sobre todo los pineros puedan acceder a una diversidad de surtidos que enriquezcan su alimentación.