
La familia es el sostén fundamental y representa mucho para la mayoría de las personas. Los lazos afectivos que creamos con nuestros hermanos, padres, hijos son prácticamente inquebrantables. Cuando los tiempos son difíciles es precisamente la familia la que nos impulsa a continuar hacia adelante y no rendirnos jamás ante las adversidades.
Cada familia es única y puede tener diferentes significados según cada persona, pero para el campesino Pablo Martínez Castillo, asociado de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Jesús Menéndez Larrondo, la familia lo es todo, es su principal motor impulsor y fuente de inspiración.
En su finca Los Hermanos, con una extensión de tres caballerías de tierra destinadas a la ganadería y los cultivos varios, todos se levantan bien temprano, con el cantío del gallo, a cumplir con su tarea, cada cual tiene su responsabilidad.
“Mi hijo es el que ordeña las vacas –reveló Martínez Castillo–, mi mujer atiende a los animales de la casa, a los cerdos, las gallinas, que por cierto, tiene una cría grande y es muy celosa con su cuidado”.
Sin embargo, para Pablo esta no ha sido una buena temporada a pesar de su perenne dedicación y amor por el trabajo en la tierra. “Tuve muchas dificultades con el combustible, de ahí que tenga pocos cultivos sembrados en este momento, solo pude plantar dos hectáreas de frijoles y casi una de tomate. Lo hice por el compromiso que tenía, pero prácticamente sin condiciones.

“He tenido muchos problemas para regar los sembrados, precisamente por la poca disponibilidad de combustible. En el caso de los frijoles casi no pude regarlos, llevan agua cada cuatro o cinco días y en dos hectáreas demoro alrededor de 11 o 12 días porque lo riego por aniego y no había para eso.
“Le regué un poco como a 18 surcos para tratar de garantizar la semilla de este año y que tenga un poco más de calidad. El rendimiento como es de esperar estuvo muy por debajo de lo que aspiraba, imagínese, 16 quintales en dos hectáreas, eso es muy poco, pero fue lo que dio”.
Sobre la contribución con el movimiento de los productores pineros para asegurar el frijol de la canasta familiar normada en el territorio, ponderó que sí tiene intenciones de aportar, “pero primero voy a garantizar la semilla del año que viene porque pretendo sembrar una o caballería y media del grano, pues en la actualidad todo se ha encarecido, el frijol por ejemplo cuesta 20 000 pesos el quintal y la semilla 42 000.
“A mí me gusta sembrar, pero apenas he contado con recursos este año, incluso, tengo el tractor roto hace más de un año y con los precios actuales todo se ha complicado.
“En relación con la ganadería estoy sacando un poco de animales con la idea de comenzar de nuevo con fuerza en los cultivos varios que es lo que más me gusta y en definitiva aporta mejores beneficios.
“La entrega de leche tampoco está bien, estoy entregando poco más de 40 litros de leche diario con 28 vacas, a un litro y pico por res. Lamentablemente la sequía nos ha golpeado demasiado fuerte, tengo mucho ganado, pero ya me están comprando animales y eso me está ayudando.
“Ahora con la primavera que hay más chance, quiero ocupar varias áreas de tierra cerca de la casa para sembrar caña y de esta forma tener asegurado el alimento de los animales”.
Es evidente que a Pablo no le salieron bien las cosas esta temporada. Un cúmulo de factores impidió que experimentase mejores resultados en las siembras, la cosecha y la entrega de leche.
Sin embargo, no es de aquellos que se sientan a lamentarse ni a implorar por los milagros, sino, es de esos que de cada tropiezo extrae una enseñanza –como debe ser– y con seguridad para la próxima contienda los resultados serán satisfactorios.
_ ¿No es verdad guajiro? Y asintió con una confianza total.