La fortuna de un año inolvidable

Concluye para mí el 2024 con recuerdos de momentos muy tensos, inimaginables en algunos casos en que la pérdida de peso corporal –mas, no de hemoglobina– me preocupó junto a no pocas carencias materiales y en contraste el aumento de precios muchas veces abusivos por vendedores insensibles en su afán de lucrar con las necesidades.

Foto: JIT.

Son las duras realidades compartidas por los cubanos por las mayores privaciones del cerco imperial, las 243 medidas de mayor presión dejadas por Donald Trump en su administración y la incertidumbre global en el convulso mundo actual, agravando más la situación de una nación que para colmo sufrió los embates de huracanes, intensos sismos y emergencia energética.

Todo eso en medio del primer año como jubilado, las inevitables colas para conseguir algunos alimentos y otros contratiempos hicieron más adversa la etapa en que, sin embargo, me dejó la satisfacción de no solo concluir las operaciones quirúrgicas para recobrar la vista por talentosos jóvenes galenos –que son de los héroes de quienes habló recientemente el presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez–, sin tener que pagar las altas sumas de dinero exigidas en otros países.

También fue inapreciable la posibilidad de recuperarme con el reposo adecuado y los medicamentos necesarios, entre otras oportunidades, que hubieran sido imposible sin el apoyo familiar, de mis hijos y nietos, insustituible tesoro cuando mayores son las adversidades, pero que no siempre valoramos.

Pero como si toda esa fortuna fuera poco –que no lo es– tuve la dicha, además, de poderme reincorporar a mis labores profesionales y demás actividades, con motivaciones mayores y una inmensa gratitud sobrepuesta a las dificultades.

Reflexiono en estas experiencias despojado de todo interés personal en aras de justipreciar lo ocurrido y ver hasta en lo más insignificante, las lecciones que nos permitan remontar con acierto el 2025: Año 67 de la Revolución.

Así lo exigen los grandes e insospechados desafíos por delante en que la agitada vida hoy nos obliga a ver más con los ojos del corazón, como advertía el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry en su cuento poético El principito, y aprender a cultivar la virtud en la lucha contra el vicio, según alertara Fidel en momentos en que los mercachifles amenazaban con eliminar valores cosechados en la Cuba revolucionaria.

El año que despedimos tuvo, ciertamente, diversidad de experiencias y de emprendimientos de los nuevos actores económicos que ampliaron su gestión, corrigieron distorsiones, se entrelazaron con entidades estatales y afianzaron su compromiso social, como las mipymes que pusieron sus productos lácteos a disposición de los niños cuando faltó la de la canasta básica o el barbero cuentapropista conocido por Coco que en calle 37 y 32 en Nueva Gerona mantiene a bajo precio (50 pesos) sus pelados.

Otros hicieron donaciones a personas en situación de vulnerabilidad, pero todos demuestran sensibilidad y valores que nos honran, no están reñidos con sus negocios y admiro por el humanismo natural que irradian.

Por eso la fortuna que me acompaña en este ya inolvidable 2024 va más allá de lo personal, incluso de mis beneficios y derechos de la seguridad social –muy lejos de la desprotección que sufren naciones como la Argentina neoliberal– o de la dicha de compartir la vida con una mujer extraordinaria con quien siembro sueños a la par de vegetales en la huerta de casa, está en ver esas luces a que me refería en medio de tantas adversidades y amenazas.

Está en la tranquilidad ciudadana que disfrutamos, en las muestras de apoyo de mi colectivo laboral y del gremio, está en la lealtad colectiva y en la historia construida siempre con el pie en el estribo.

Mi fortuna está en la hermandad de vecinos y demás compatriotas, que compartimos con placer lo poco que tenemos, está en nuestra unidad, resistencia y creatividad, en el sentir pinero por transformar barrios e instalaciones que quedan como nuevas, está en la batalla ante el desaliento y en las virtudes que se suman a la lucha por el mejoramiento humano convocado por Martí y contra el pensamiento colonizador y proimperialista que nos quieren imponer.

Como afirmara el también Primer Secretario del Partido: “Cuba está hecha de muchas y pequeñas patrias, y allí donde más difícil está siendo todo es donde más fuerte y admirable se ha expresado la fibra heroica del cubano”.

Así es para mayor orgullo, por eso no hay más alternativa para el 2025 que pelear Hasta la victoria siempre. Lo afirmo agradecido con los ojos del corazón.

(*) Colaborador

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Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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