El tratamiento magnético del agua en el riego de cultivos ha logrado visibles beneficios en un municipio holguinero

BANES, Holguín.–La fe de Joel Montero García en el tratamiento magnético del agua, que emplea en el riego de las hortalizas que cultiva y cosecha, proviene de conocimientos obtenidos en un proceso de continua práctica. Es una labor experimental, individual y en conjunto con alumnos de la carrera de Agronomía, a quienes recibe, como tutor, en la finca Dos Palmas.
Fue pionero del uso de esa tecnología en el territorio. Lo orientó el licenciado en Física Rogelio Paredes Pupo, profesor del Centro Universitario Municipal (CUM), y uno de los encargados de la formación de ingenieros agrónomos allí.
En el municipio, el primer dispositivo magnético para uso en sistemas de riego, fue instalado en el organopónico de 1,03 hectáreas que él trabaja.
«Para la prueba inicial tomé cuatro canteros de habichuela, cada uno de 24 metros de largo, e instalé el dispositivo en uno. Durante un tiempo realicé mediciones meticulosas de los resultados productivos. En el beneficiado con agua tratada con magnetismo, se extendió el ciclo vital de las plantas por varios días más con respecto a las de los otros tres canteros, lo que resultó en un mayor rendimiento».
Asimismo, observó que los aspersores por los que brota el agua dejaron de tupirse, porque desaparecen las incrustaciones que producen los minerales que se acumulan cuando el agua no está bajo la influencia de los dispositivos magnéticos.
Luego extendió la tecnología a la lechuga y al pepino, en los cuales se repitió la favorable situación descrita. Hoy, en los canteros que dedica esencialmente a vegetales de hojas, se aproxima a las tres toneladas de productos al mes, la mayoría destinada al consumo social.
«También la aplico en el tratamiento de semillas. Las pruebas las hice con las de lechuga, con paquetes equivalentes a un puñado, que es lo que aplico por cantero. Las sometí a periodos de cuatro, ocho, 12 y 24 horas. Las semillas tratadas durante 12 horas fueron las que mejor germinaron, por lo que introduje ese paso».
René Dueñas Marrero, productor asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Camilo Cienfuegos, en Cano 4, ha empleado durante tres años esta tecnología en la finca El Porvenir. Comenzó con la frutabomba o papaya, y obtuvo una reducción de hasta ocho días en el tiempo de estadía de las plantas en el vivero.
«Al mismo tiempo realicé un estudio de pre-germinación y, en el cantero con agua tratada magnéticamente, las plántulas brotaron con mayor rapidez, y adquirieron un tamaño que superó la media de las que crecieron en los otros canteros. Con la fortaleza adquirida, resisten mejor las enfermedades y las plagas, lo que hace posible reducir el uso de productos químicos en este cultivo.
«He usado el magnetismo en el tomate, la zanahoria y el pepino. Produzco plantas ornamentales, y hoy lo estoy empleando en el cultivo de gladiolos y me va muy bien. Solo tengo una hectárea bajo riego, con ocho dispositivos. Otro lo empleo en el tratamiento de semillas», aclara este hombre, quien se las ingenia para atender las labores de siembra y cosecha sin abandonar su oficio de Fisiatra, en un policlínico comunitario.
Ambos productores tienen la misma apreciación: el tratamiento magnético del agua no es para idealizar como algo supremo, sino verlo como un recurso que se debe emplear en el conjunto de atenciones culturales que tributan al incremento de la producción en las parcelas agrícolas.
GENERALIZACIÓN NECESARIA E IMPOSTERGABLE
Las experiencias de ambos productores son parte de las acciones que han hecho posible la transferencia de la Tecnología Magnética en la Agricultura de Banes, proceso conocido como Proyecto Magbanes, liderado por el profesor Rogelio Paredes Pupo, e integrado por profesores y alumnos de la carrera de Agronomía del CUM y productores.
En marcha desde 2022, el proyecto respondió a una convocatoria de la Delegación Provincial de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), dirigida a desarrollar la producción de alimentos. Esa entidad lo encontró coherente con sus propósitos y lo aprobó, igual que lo hizo la Universidad de Holguín.
«El Citma nos otorgó un poco más de 500 000 pesos de financiamiento inicial. El dinero lo destinamos a la compra de dispositivos magnéticos en el Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA), y a acciones de investigación, publicaciones y atención a productores», explica Paredes Pupo.
Para ese momento ya existían sólidas relaciones con el CNEA, con sede en Santiago de Cuba. Con aquel, los contactos comenzaron en 2018, resultado de un proyecto inicial, dirigido a desarrollar las habilidades de los estudiantes de Agronomía en el uso general del magnetismo en la agricultura del territorio.
«Mediante la Universidad de Holguín le compramos un dispositivo magnético para el tratamiento del agua, diseñado sobre la base de un imán pt 011. Los experimentos con diferentes cultivos arrojaron que hubo mejor germinación, desarrollo y floración en las plantas a las que se aplicó el agua tratada con ese equipo».
Actualmente, Magbanes abarca 35 fincas distribuidas en todos los consejos populares del municipio, en las cuales se han instalado 278 dispositivos magnéticos, una parte adquirida por los productores, y otra con el financiamiento otorgado por el Citma. Pueden ser instalados en sistemas de riego por aspersión y goteo, así como en máquinas de pivote central, y hay un caso que los usa en una máquina de tipo enrolladora.
Cuando era estudiante del CUM, el hoy ingeniero agrónomo Andrés Herrera Batista se adentró en el uso del magnetismo en la agricultura. Porque ejerce una perenne labor extensionista, delimita que el agua no se magnetiza una vez que pasa por los dispositivos, sino que se acondiciona en un proceso similar al que ocurre con el agua de lluvia cuando transita por el campo magnético de la tierra.
Dijo que «vale la pena aplicar la tecnología en cualquier área que posea sistemas de riego. Está probado que el agua tratada por esta vía influye positivamente en la fisiología de las plantas y en sus procesos vegetativos, hasta llegar a la etapa de cosecha».
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