“Ojo” fiscalizador

Sin duda el control, la fiscalización, prevención y participación imprescindible de la comunidad son claves para combatir el indebido uso de los recursos del Estado, el presupuesto y los errados métodos de dirección que conducen a la corrupción, hechos delictivos, ilegalidades e indisciplinas en las empresas estatales socialistas del país.

Redacción digital

Aunque muy traído y llevado el tema aún existen trabajadores con desconocimiento de los mecanismos de control interno de su centro, cuestión importante para lograr eficiencia en cualquier forma de gestión económica.

Uno todavía encuentra esterilidad acerca del asunto en las actas de las asambleas de afiliados de las secciones sindicales, aunque también les toca analizarlo a los burós, como escenario de hacer conciencia de que la verdadera fiscalización de los recursos y procesos comienza con una mejor organización del trabajo y mayor participación colectiva en la solución a los problemas surgidos para cumplir los planes.

Este último aspecto resulta esencial porque, aunque se identifiquen los riesgos y qué hacer, el obrero está llamado a actuar de forma activa, pues conoce las vulnerabilidades del área, del departamento o de la línea de producción.

Mientras a los directivos les toca, además de velar por el cumplimiento de la actividad fundamental, chequear la documentación sobre los activos fijos tangibles, los atrasos en las cuentas por cobrar y pagar, su no conciliación, el uso adecuado de las materias primas, los recursos, verificar la calidad y controlar el consumo de combustible, en busca de evitar pérdidas económicas al incumplir los planes de producción, comercialización y servicios, ingresos que deben “caer” en las cuentas del Estado.

Si se quiere controlar el control interno, los administrativos deben ver esto como herramienta para saber y aprender a resolver las dificultades, siempre apegados a las normas legales y procedimientos.

No se puede ver aislado al recurso humano de la entidad, es vital incentivarle sentido de pertenencia con su trabajo y solicitar la rendición de cuentas de la gestión administrativa para evitar actos de corrupción, ante lo cual es necesario organizar, preparar y educar y exigir, porque si se orienta y no se controla, entonces las posibilidades de ser cumplido y de perfeccionarse es casi nula. Resulta vital, asimismo, tener en cuenta la contrapartida, figura importante en el sistema de control interno y sus cinco componentes esenciales: ambiente de control, gestión y prevención de riesgos, actividades de control, información y comunicación, así como la supervisión y el monitoreo.

Desde luego, el impacto de esos elementos y ejecución de los mismos están sujetos a la participación de las estructuras y sus integrantes.

El éxito no se circunscribe solo al orden administrativo, la labor política e ideológica también resulta fundamental, pues en los núcleos del Partido debe evaluarse cada mes el enfrentamiento al delito, la corrupción y las ilegalidades, con análisis dirigidos a cómo prevenirlos, a tenor de cualquier resquicio o brecha que pudiera existir, con el consiguiente seguimiento y evaluación periódica por parte de las organizaciones de base.

No podemos olvidar que el robo, el desvío de recursos, la sustracción indebida y la malversación, además del alto impacto económico implícito en esas nocivas manifestaciones, tienen consecuencias éticas y morales.

Urge meditar en lo útil de no ver al controlador como un “tóxico” sino sumarse en ese tren de garantes del cumplimiento de planes de unidades físicas, utilidades, disminuir las pérdidas, los gastos materiales y los costos.

Es mejor tener esos “ojos fiscalizadores” detrás de la correcta utilización del fondo de salario y el de la estimulación moral y material a trabajadores y colectivos; el destinado del financiamiento para adquirir, reparar o construir viviendas que después hacer la autopsia de un hecho prevenible.

Varios temas deberían tener seguimiento en cuantos espacios esté la presencia sindical: productividad por hombre, recursos energéticos y financieros para asegurar el cumplimiento de la palabra empeñada, los sistemas de pago a aplicar, tanto por alto desempeño como por otros incentivos.

Se suman también el presupuesto para la ciencia y la innovación, acciones para el ahorro de los recursos materiales y portadores energéticos, plan de medidas para la reducción de los gastos y costos, financiamiento para asegurar la alimentación, el mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo, así como los equipos y medios de seguridad y protección.

Un “cacheo” a tiempo, como pudiéramos llamar a los resultados del control interno, su plan de prevención y cumplimiento de las medidas para el fortalecimiento de la contabilidad, les cierra los orificios al descontrol.

(*) Colaboradora

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