
Da Vinci quiso dibujar los árboles a la perfección, los observó durante años y creó una serie de reglas para representarlos con exactitud.
Algunas de esas reglas llevaban más de 400 años sorprendiendo a los científicos, en especial la que indica que “todas las ramas de un árbol, en cada etapa de su altura, tienen el mismo grosor que el tronco cuando están juntas”.
Pero un equipo de investigadores de la Universidad de Bangor, Reino Unido, y de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas (SLU) ha analizado si, como se pensaba, la “regla de los árboles” de da Vinci funcionaba con los canales vasculares y constató otra verdad.
Esos canales sirven para trasportar agua a través del árbol y, para hacerlo de manera eficiente, la planta tiene que reducir su volumen a medida que llega a sus extremidades, “provocando una mayor proporción de capilaridad con respecto a la masa vegetal circundante”, según explicaban.
Es decir, cuanto más crece el árbol, la teoría de da Vinci se hace más y más insostenible. Puede ser un buen camino para dibujar, pero no resulta una descripción profunda de la naturaleza vegetal.(Con información de xataka.com)
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