Durante estos últimos meses he extrañado como nunca antes las maticas (no eran pocas) de café que mi abuela Hilda tenía plantada en el patio de la casita enclavada en las lomas del Escambray espirituano. Cuando íbamos de vacaciones la ayudábamos a pilarlo hasta degustar cada mañana aquella infusión clara que desde chica despertó en … Sigue leyendo Despertar con olor a café
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