(…)el rayo mortífero de la revolución pulveriza la sumisión del hombre y en la fuerza de la amistad se encuentran las manos, se besan las caras(…)
Agostinho Neto
Antonio Agostinho Neto, padre de la nación angolana, eminente médico y poeta, junto a su pueblo –que aprendió a combatir para no morir– dirigió la lucha armada y las guerrillas del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA).
Tras proclamarse la independencia del país y en reconocimiento a su larga militancia lo designaron el primer Presidente de la República Popular de Angola, el 11 de noviembre de 1975.
Ante esos hechos, la contrarrevolución interna y sus aliados occidentales lanzaron agresiones y desataron una guerra civil, pero Neto tuvo la visión de pedir ayuda a la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y a la Revolución Cubana, que con Fidel al frente, organizó la Operación Carlota en apoyo a los combatientes del MPLA hasta derrotar a los invasores, expulsar a las fuerzas racistas del Apartheid y consolidar la independencia.
A 40 años del deceso del mandatario angolano debido a un cáncer de páncreas, el diez de septiembre de 1979, en Moscú, capital de la antigua Unión Soviética, evocamos su única visita –en 1978– al territorio pinero mediante el testimonio de Ediltrudes Juan Santos Barceló, máster en Educación y jefe de la Oficina de Asuntos Históricos del Comité Municipal del Partido en la Isla de la Juventud.
“Fidel llegó manejando el yipi y Agostinho Neto estaba a su lado.
El Consejo de Dirección de la Esbec Saidi Viera Dias(Minga), del que yo formaba parte, recibió a la comitiva a la entrada del plantel con los dos profesores angolanos y el jefe de colectivo de alumnos.
“Neto y Fidel nos dieron las manos y caminamos hacia el pasillo central, donde colocaron la tribuna. Se hizo la ceremonia de recibimiento y unos 800 estudiantes de las dos escuelas angolanas concentrados allí ya estaban sentados.
“Fidel dejó a Neto y se retiró, nosotros también. El estadista hablaba muy bajito y estuvo casi tres horas dialogando con los educandos.
“A la hora del almuerzo Neto lo hizo en el comedor, previo a ese momento habían seleccionado a tres escolares destacados para que comieran junto a él en la mesa.
“El estadista y la esposa subieron a la enfermería, donde descansaron. A las tres de la tarde, el Comandante en Jefe Fidel regresó y había unos muchachos afuera jugando baloncesto y se puso a tirar pelotas al cesto.Conversó con Jorge, quien era casi de su tamaño, y le dijo: ‘Oye, tú tienes buena estatura, puedes ser buen jugador de baloncesto’.
“A los 15 minutos salió Neto y Fidel de manera jocosa y sonriendo le expresó: ‘Yo cumplí con el horario, estoy aquí desde las tres en punto como acordamos’.
“Al marcharse todos le dijimos adiós con las manos hasta que la delegación se perdió de nuestras vistas quedando en el centro un ambiente de optimismo.
“Estábamos en la escuela cuando supimos la noticia de la muerte de Neto y al comunicarla a los becarios hubo una explosión de tristeza, llantos y dolor desgarrador. Provocó muchos gritos y ataques de las niñas, quienes sin consuelo y tiradas al piso daban vueltas con las manos puestas en la cabeza, no resultó fácil calmarlas.
“Fidel es un líder extraordinario –porque para los cubanos sigue vivo–, que traspasó los límites geográficos y del tiempo. Su amistad con otro paladín de los grandes de África y del mundo, Antonio Agostinho Neto, fue entrañable. Ambos pudieron tener una vida acomodada, mas, por el contrario, la dedicaron por completo a servirles a sus pueblos”.